Grupo: Varios artistas
Sala: Cauce del Río Turia (València)

Un evento cultural multitudinario como un festival de músicas populares se le presuponen ciertos atributos positivos para el entorno y la sociedad civil que convive en el entorno en el que este se desarrolla. Por tanto no es una exageración afirmar que la cultura, la música en este caso, es una vía igual de válida y eficiente como otra para alcanzar ciertos derechos y libertades.

El pasado 9 de noviembre se llevó a cabo una nueva edición del festival Deleste. El festival urbano de València volvía a cambiar de ubicación por segundo año consecutivo, aunque en esta ocasión se iba al cosatdo de donde se desarrolló el pasado 2018: si hace 12 meses el Deleste salió proprimera vez de La Rambleta para irse hasta el Palau de la Música en este 2019 bajaba escasos metros para situarse en los Jardines del antiguo cauce del Turia.

Podría parecer un pequeño cambio casi insignificante, pero todo lo contrario, ya que con esta decisión el festival que había sido referente indoor y que el pasado año mantenía a medias esa calificación (al celebrarse al 50% entre el Auditorio del Palau y el resto en la terraza del propio Palau de la Música) pasaba a ser al completo un festival al aire libre.

Un solo día, algunos riesgos, muchísimas posibilidades

 

La jornada la abría Ferran Palau. El catalán llegaba a València para presentar su cuatro disco en solitario, “Kevin”. Un autor colorista, y detallista, que aceptó con valentía el reto de abrir un festival como el Deleste.

Llegaba la hora del vermut y una de las grandes apuestas: The New Raemon & Paula Bonet sobre el escenario. Por un lado un referente de la nueva música de autor de este siglo; por otro uno de los mayores iconos de la ilustración de la última década. La propuesta expuesta era que iban a adaptar en vivo el cancionero ilustrado de “Quema la memoria”, el álbum-libro que The New Raemon publicó hace dos años donde reúne (sin intención de ser un geatest hits) lo mejor de su primera década. Pero en el escenario se presentaron solos Paula Bonet y Ramón Rodríguez, sin ningún otro acompañamiento musical. Contemplar a Paula pintar en vivo fue una gozada digna de cualquier voyeur, como si uno estuviera contemplando su estudio a través de la cerradura de su puerta. En lo musical, siendo Ramón el autor y dueño de sus canciones, lo que podría haber sido uno de los  momentos sobresalientes de la jornada se quedó en eso, un buen momento.

Gracias a la colaboración del Deleste con el Trovam! (que también tenía lugar el mismo fin de semana) llegaba a València desde Donostia Nogen. Pop folk de disfrute general que agitó a los que se quedaron a comer en el cauce del Turia.

Llegaba la tarde y con ella Alavedra. Mientras unos apuraban a salir de Mestalla (a escasos minutos de los Jardines del Palau) otros comenzaban a comprobar la comodidad del nuevo calzado otoñal gracias a pepinazos como “Cisgluten”, “Moreneta” o “Picatxu”. Incondicionales del Pokemon Amarillo y de estos cuatro descerebrados.

Y ahora sí, si la música fuera una competición entramos en terreno de uno de los dos campeones de la jornada. Tres días antes Mueveloreina había lanzado su esperadísimo primer larga duración, “Carne”. Tras bombardear las retinas del respetable con canciones y piezas visuales que superaban cada una a la anterior (por difícil que pareciera el reto), Karma y Joaco han reunido doce nuevas composiciones en uno de los discos de la temporada. Su espectáculo no fue menos. Tras un gigantesco mostrador de carne, a la antigua usanza, de esos que le encanta ver a los seguidores de Scorsese en sus historias del hampa, se situaba Joaco. Karma con un excelso traje rojo, en la línea perfecta entre la elegancia y la sensualidad, y sin dejar de bailar ni saltar un segundo de los 45 minutos que duró su show. Una de las instantáneas que resume a la perfección lo que fue el festival, los ritmos actuales conquistando antiguos espacios públicos intocables. El Deleste es esto.

Cuando seguían entrando asistentes al recinto acotado arribo el momento de una de esas bandas atípicas, los Pony Bravo. Cuando salió ya analizamos en esta casa su “Gurú”, el que seguro va a estar para muchos entre los mejores discos del año en cuanto empiecen a surgir las listas. El concierto parecía un concurso de triples en el que no los participantes no fallan ni uno; hasta que algo falla. Antes de tiempo echaron mano de “El político neoliberal” (en jornada de reflexión!), “Noche de setas” y “Mi DNI”, ya que el ordenador desde que los Pony lanzaban alguna de las bases falló, lo que obligó al cuarteto a hacer un repertorio algo más corto de lo esperado. Pese a ello aún les dio tiempo a tocar un bis y dejar al público en el punto de cocción ideal ante lo que estaba por llegar.

Si mañana un guionista tuviera que elegir dos momentos para comenzar la historia de Second uno probablemente sería el de unos chavales que en los inicios de los dos mil con más ganas que intuición se habrían paso a duras penas en una escena musical viciada. Otro sería el concierto de Second tocando junto a la Orquesta de València en el Deleste 2019. Más de 50 músicos dirigidos por Daniel Abad que hicieron pequeño un escenario tremendo y que consiguieron que el corazón de València sonra durante más de una hora con la banda sonora de Second. Un Sean Frutos que cantó  como nunca, como si cada canción fuera el fin de gira ideal, junto a los hermanos Guirao, Nando Robles, Ricardo Ruiz y David Lozano (último Second recién llegado pero experto en la materia) que disfrutaron como si se tratara de un sueño. Y lo más importante, un público que DISFRUTÓ. Sin duda el viaje valió la pena.

Manel ponía el broche final a este Deleste. Con su “Per la bona gent” recién publicado su inicio de concierto con “Formigues” y dando buena fe de su nuevo repertorio prometía. El primer punto inesperado a comentar llega cuando fue el momento de empezar a echar mano a su antiguo repertorio. Primero se sintieron cómodos con las canciones de “Jo Competeixo”, su anterior álbum (2016). Al llegar el turno de algunos de sus grandes clásicos, como “Teresa Rampell”, casi pareció que los tocaban más por compromiso que por convencimiento. Tal vez esta sea una impresión muy particular del concierto. Lo que no fue cuestión de percepció y si de falta de engrasamiento fueron el par de temas que los Manel tuvieron que interrumpir por falta de ensayo. Obviamente nadie es perfecto, pero caer en el mismo error en más de una ocasión en el mismo concierto y siendo además una de ellas en los bises dejó un gusto de boca ciertamente extraño.
Dicho esto, es muy probable que esta gira que Manel acaba de comenzar sea de las más aclamadas de los próximos meses.

El Deleste 2019 nos demuestra que todos podemos seguir aprendiendo, todos podemos esforzarnos para alcanzar sueños que en otros tiempos ni nos atreveríamos a soñar, pero por encima de todo demuestra que cualquier noche es buena para autoplocamarnos dueños de un rincón infinito como el cauce del Turia.

Por Sergio F. Fernández

Fotos: María Visuals

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