Grupo: Depresión Sonora + VVV [Trippin’ You]
Sala: Spook

A veces una quiere alejarse de la oscuridad, las faldas negras y los botines de cordones. No por verdadera voluntad, sino porque es lo que corresponde a la madurez que se le presupone. 

Francamente, después de todo lo vivido, las presunciones de poco valen.

Si algo ha marcado el final de esta etapa ha sido volver a bailar letras oscuras en una sala rodeada de chaquetas de polipiel y miradas gachas. 

Depresión Sonora y VVV [Trippin’ You] se han quedado ciegos de tanto bailar en la oscuridad. Bailar, batallar y bpm acelerados. Elementos clave en un panorama en el que han logrado convertirse ya no sólo en referencia estética y artística sino también en lo que debería ser cualquier artista: actitud, conciencia y acción. 

Y por eso ahora nos los ciegos nos iluminan a los demás. Porque ambas formaciones han cobrado especial importancia para muchas personas a lo largo de estos casi dos años de pandemia. Y lo han hecho través de múltiples manifestaciones, especialmente en el caso de VVV [Trippin’ You], que han sacado un libro ‘Los Bailes Perdidos’ y un disco de remixes homónimo (Helsinkipro, 2020).

Rabia incapaz de ser contenida, escapes a base de zapatear más de cien noches en el salón de alguna amiga. Voces amigas cuando yendo al trabajo redactabas mentalmente la carta de dimisión. Porque «no aguanto más» ha sido una caja de música rota durante estos meses. Pero eso se acabó. 

Spook, templo vanguardista irrefutable, mantiene, intacta e intangible, la esencia de décadas atrás. Perfecto escenario para ser, sentir y vivir neobakala o la etiqueta con la que cada cual se sienta más cómoda. La noche del 6 de noviembre materializó las fantasías de quienes llevaban esperando más de 4 meses, momento en el que se produjo el aplazamiento del concierto por motivos que nos son de sobra conocidos.

La apertura corrió a cargo de Depresión Sonora. El joven vallecano que ha sabido representar las preocupaciones y anhelos de una generación que se siente perdida. Un beat continuado que, desde una musicalidad de apariencia despreocupada, esconde una importante carga de inconformismo. Un proyecto aún joven que, a pesar de verse frenado por la crisis sanitaria, ha sabido recuperar el tiempo y los bailes perdidos. Esta era su primera vez en la capital del Turia.

Una setlist que abarco sus dos EPs, ‘Depresión Sonora’ (2020, Sonido Muchacho) e ‘Historias para dormir bien’ (2021, Sonido Muchacho). Una actuación que trascurrió todo lo rápido que un público entusiasmado y exigente le permitió. Sintonía y buenos sentimientos entre los componentes de una, si bien no depresiva, sí sonora formación: Arturo, Marcos y Gonzalo. Un proyecto tan ilusionante como prometedor, no necesitan que nadie los salve.

A continuación, llegó el turno de la triple V. Unos viejos conocidos de la ciudad, que el año pandémico pasaron por el festival Tagomago, y cuyo nuevo regreso supone una celebración aún mayor que la anterior. Disfrutar de lo que hacen desde los asientos se había convertido en un suplicio que esa misma noche llegaba a su fin. Tienen el inmenso talento para generar una alta carga de entusiasmo desde el estudio. 

Un entusiasmo que dinamita satisfactoriamente en sus directos y que hace que sus fieles siempre vuelvan pidiendo más. Referencias al barrio, a la clase y a la monarquía si es necesario, mucho más que tristeza y altavoz en un parking. Con un nuevo LP recién estrenado el día anterior, Turboviolencia (Helsinkipro, 2021) el hype estaba servido.

Precisamente de este nuevo trabajo surgieron la apertura y cierre de su actuación con ‘Nadie es Leal’ y el primer single, ‘Odiar Frontal’. Un repaso generalizado a su carrera, especialmente a ‘Escama’ (Helsinkipro, 2020), una colaboración con Depresión Sonora y algunos temas de su estrenado trabajo, que ha sido recibido con entusiasmo. Una pródiga actuación en la que hubo sudor, violencia y subyaciendo, también amor. Porque ese es el lazo principal que une a las uves, entre ellas y con sus oyentes. Los que hicieron sangrar su nariz, los que se la hicieron sangrar a otras a base de empujar y los que aplaudían con cierto temor al final de la sala.

Si algo definía al público allí asistentes es su insaciable hambre, por la noche, por el baile y por lo que de ello deviene. Es por este motivo por el que los organizadores cerraron la noche con una post party de alto nivel en la que pincharon nombres como Hyperclear Death (La Plata, Luz Verdadera, Alfa Estilo), Dr. Grimaldo, Nico, Muriel y el mismísimo vocal de VVV [Trippin’ You], Adrian Bremner.

Aunque ya hace algún tiempo que arrancó esta nueva fase de reapertura, hemos vuelto a hacer amigas en la cola del baño y enemigos en los pogos, hemos vuelto a quejarnos del dolor de pies, nos han tirado la bebida y nos han invitado a otra, a veces. Hemos vuelto a reír, llorar y temblar en la pista. Hemos recordado de nuevo lo que era estar vivas, vivas por la increíble y absurda magia de lo que un ritmo puede hacer por ti. 

La posmodernidad, concepto maltratado allá dónde los haya, seguirá siendo por siempre esa cosa inconcreta y convulsa que se esconde y ruge entre el bombo negro y el pedal, entre el delirio y el capital.

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