Efectos de una explosiónQuique Medina 27 marzo, 2009 Grupo: Nèstor Mir & Las Potencias del Este + Una Sonrisa TerribleSala: La Edad de Oro Entrar en La Edad de Oro me trajo sensaciones de taberna inglesa. Buen rollo, cerveza, humo y rock. Lugares donde la calidad sonora no es, a buen seguro, habitual pero que han sido en muchas ocasiones responsables de la supervivencia de la escena independiente. Tal vez por ello, no fue tan extraño que Néstor Mir sacrificara la fineza e intensidad de su nuevo trabajo por un lugar donde la confianza y el calor estaban asegurados. Ardentía y cariño que tuvo su respuesta en la presencia de gran cantidad de bandas y artistas de la ciudad. Los conciertos fueron más puntuales que yo y Una Sonrisa Terrible ya enfilaban el tramo final de su actuación cuando metí cabeza en la atestado local. Esquivando conversaciones de barra bar y visibilidad casi nula, las primeras filas se convirtieron en el único lugar que garantizaba buena percepción. Lo poco visto al grupo formado por Isa Terrible, Raúl Tamarit, Dani Cardona y Antonio Sanz, únicamente me valió para constatar que el pop guitarrero de los valencianos sigue manteniendo, pese a las tormentas vividas, adrenalina y tensión eléctrica. Pero no pasa nada: El 2 de mayo en la sala Wah Wah presentan oficialmente Mientras la orquesta sigue tocando y junto a Doctor Divago. No habrá excusa, pues, en llegar tarde y dedicarles más líneas. Con la seguridad que otorga tener a una formación como Las Potencias del Este tras de sí (hablamos de Salva Fito -guitarra-, Álex Badía -guitarra, pedales y teclados-, Estela Tormo -bajo- y Santi Serrano -batería-) comenzó a andar el directo de un álbum que recordó a los tiempos de sintonía entre Nacho Vegas y sus ex Esferas Invisibles. La facilidad, de la que ya hemos hablado en otras ocasiones, con la que la banda recrudeció el pop hasta transformarlo en sucio e intenso rock, también nos trajo a la memoria (salvado las distancias interpretativas del huracán australiano) a Nick Cave y sus malas semillas. La canción que da nombre al disco, “La nuit Subatomique”, «Étoile Lontaine» e “Inselverg” (ejemplos de lo expuesto en el párrafo anterior) se mostraron en vivo como excitantes dardos rock-folk que, mezclando agresividad acústica con potencial eléctrico, se clavaron, punzantes, en la sien de las primeras filas de espectadores (desde detrás, ya digo, no llegaba igual). Las Potencias del Este se fueron ampliando a medida que se acercaba el final y tanto Isa Castro (de Emma Get Wild) como Carolina Otero (de Lülla) se subieron, por turnos, a poner angelicales coros a la desgarrada pasividad de Mir. Momentos cumbres, como el de “Rita Berger”, que alcanzaron cima cuando la guitarra de Pablo Riñón (también de Lülla) lo enmarañó todo. El periodista musical, Eduardo Guillot, se mimetizó con la noche y ejercía las veces de Dj insuflando rock francés, punk y pop-folk a la animada taberna, mientras sobre el escenario se recogían los efectos secundarios a la explosión. Néstor Mir había presentado La Nuit Subatomique y eso fueron palabras mayores. Algunos podrán decir que el valenciano se ha subido al vigente carro del country-rock, pero los que hemos seguido su trayectoria, bien sabemos que Mir lleva reverenciando a Young, Dylan, Cohen o Waits desde hace más de diez años y bajo diferentes nombres e idiomas. Aunque supongo que, como me dijo Raúl Tamarit entre canción y canción cuando le pregunté por el término independiente: “La independencia y el rock consisten en hacer lo que a uno le da la puta gana”. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.