Grupo: Holy Bouncer + The Pows
Sala: Sala Wah Wah (Valencia)

El jueves por la noche, en un ambiente prefallero, los ecos del rock psicodélico estadounidense y del indie rock más brit se dieron la mano para complacer a un ilusionado público en la Sala Wah Wah. Holy Bouncer hacía en Valencia un alto en su ajetreado camino, que ha llevado a estos cinco jóvenes de Barcelona a lugares como Reino Unido, Bélgica, Francia o Portugal en los últimos meses, y que los guiará de nuevo al país galo a finales de marzo. Y junto con una banda que poco a poco se está asentando en la nueva oleada de propuestas que buscan experimentar un viaje con sus creaciones, los asistentes tuvieron la oportunidad de presenciar el primer concierto del grupo valenciano The Pows.

The Pows abrieron la noche con su primer concierto. Foto: Rocío Tuset.

The Pows abrieron la noche con su primer concierto. Foto: Rocío Tuset.

The Pows es el nombre con el que se conoce al power trio compuesto por Mario Ballester (guitarra y voz), Migue Gil (bajo) y Tomás Martínez (batería), y el jueves se presentaron en sociedad declarando sus intenciones y rockeando con rabia en una sala que gozó a lo largo de la noche de una notable entrada. La banda abrió la actuación con su única canción publicada hasta la fecha, el adictivo single «Warriors» que reúne un cúmulo de influencias del indie rock británico (desde el rock setentero a los Libertines o los Arctic Monkeys de los inicios) y añade un sonido garajero y un apartado vocálico singular. El repertorio de The Pows todavía ha de madurar -la banda reconocía hace unos días que, antes de grabar su primer EP, deben pulir algunos temas-, pero se adivinan sus intenciones musicales, con canciones despreocupadas que inducen al bailoteo instantáneo y temas que se acercan más al himno brit rock. Probablemente The Pows consiguieron con su primer concierto lo que buscaban: que los asistentes se fueran a casa con ganas de saber más sobre el grupo y de esperar a su primera referencia editada.

Miguel Robres, uno de los guitarristas de Holy Bouncer, durante el concierto. Foto: Rocío Tuset.

Miguel Robres, uno de los guitarristas de Holy Bouncer, durante el concierto. Foto: Rocío Tuset.

La hora de Holy Bouncer llegaba y para entonces el público valenciano ya daba muestras de su admirable hospitalidad, ofreciendo a los integrantes del grupo algunos de los productos más típicos y sabrosos de la Terreta. Hablo de la cazalla, por supuesto. Era el brebaje idóneo para contemplar lo que vendría con el concierto, un viaje por el rock estadounidense de los 60 aderezado con infinitos bloques de psicodelia y con un vocalista, Jordi Figueras, que derrocha carisma por cada poro de su piel. De carisma tampoco carecen, dicho sea de paso, los otros cuatro integrantes, en especial el baterista, Manu Abel, que tomó el protagonismo del show con un kilométrico solo y cuyo aspecto se asemejaba al de un psicópata cinematográfico o al de Jay Reatard. Holy Bouncer dio muestras de su potencial interpretando temas de su LP debut, Hippie Girl Lover, como «My Mother Is a Yonkie», y concluyendo con sus dos grandes petardazos, las adictivas «Anticipation» y «Hippie Girl Lover», que da nombre al LP y, de paso, te hace imaginarte en un Volkswagen Kombi rodeado de hippies mugrientos y sonrientes recorriendo la carretera.

Como se suele decir en estos casos, «el rock vive y no muere», y las guitarras, los bajos y las baterías que fueron percutidas el jueves en la Sala Wah Wah dan, una vez más, buena muestra de ello.

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