Paulo Fernández FernándezRicardo Lezón: Paisajes dentro de un teatroRicardo Lezón presentó Esperanza, su primer disco en solitario, el pasado 30 de noviembre en el teatro Lara de MadridCarmen Sánchez Adán 3 diciembre, 2017 Grupo: Ricardo LezónSala: Teatro Lara El Teatro Lara es un sitio especial. Supongo que es porque tiene ese encanto de los edificios antiguos. Los palcos, las butacas, las escaleras, todo es clásico. Eran las diez de la noche y una fila de gente se organizaba a las puertas del teatro. Qué frío hacía, aunque luego dentro, con tanta gente, se estaba calentito. MOW eran los teloneros y ya sólo con la primera canción me dejaron muda, lo juro. La voz de Gabriela Casero es hipnótica, de esas que son bonitas porque sí, que cogen una canción y hacen que levites cuando la escuchas. Su músicaes dream pop del bueno, sin titubeos. Teclados que crecen a medida que la canción avanza, instrumentos que se mezclan, distorsionándose, mientras la voz de Gabriela se fusiona con ellos. Después de un par de canciones de su EP Wom, el teclista nos dijo que la pobre Gabriela tenía la garganta tocada, que estaba haciendo un esfuerzo tremendo por cantar. Quién lo diría, estaba cantando increíble. Al rato se despidieron, el teatro se llenó de aplausos y dieron paso a Ricardo Lezón. Ricardo salió con su guitarra, de repente había mucho silencio. Colocado frente al micro, empezó a tocar Noche en Noviales. En mitad de la canción aparecieron el resto de músicos, cada uno cogió su respectivo instrumento y lo hizo sonar mientras la voz de Ricardo les iba guiando. Los que estábamos allí conocíamos el efecto que tiene Ricardo cuando hace música. Mientras iba tocando temas de Esperanza el ambiente se llenaba de paisajes, animales y naturaleza. Sus canciones y melodías crearon de la nada espacios y recuerdos. Ricardo tiene ese no sé qué que hace que el ambiente se vuelva acogedor, un lugar mejor donde quedarse. Aunque sí que es verdad que hubo una clara evolución en el sonido porque, al principio, los nervios que tenían los músicos hizo que el compás no estuviese del todo claro pero luego, a mitad del directo, las canciones fueron encontrando su camino. Primavera en Praga fue una preciosidad, Lobos nos puso la piel de gallina y cuando la emoción prácticamente se podía hasta tocar, Ricardo cantó La Palma, de McEnroe, poniendo su firma de emoción a todo lo que había estado sonando. Broche de oro al final del concierto, porque cuando todos nos poníamos la bufanda y el abrigo para salir por la puerta, Ricardo volvió a salir, sólo con su guitarra, tomó asiento en las escaleras y cantó sin micro La Cara Noroeste, un momento de intimidad que aunque sólo duró unos minutos fueron suficientes para que saliésemos del teatro con la sonrisa puesta, contentos y completos. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.