Cynthia CruzTagomago 2018: fiesta de sonidos exquisitosEl festival se reivindica regresando a su esenciaCynthia Cruz 25 junio, 2018 Grupo: Varios artistasSala: Las Naves El pasado fin de semana se celebró una de las citas más importantes para los amantes de la electrónica underground, la cuarta edición del Tagomago Fest. Se trata de un festival dirigido especialmente a las líneas más experimentales del género, con un carácter marcadamente purista y que presenta un cartel que se aleja de las grandes demandas, ya de sobra presentes en los grandes festivales del periodo estival. Esta fiesta de sonidos exquisitos, que no ha dejado de crecer de manera extraordinaria desde su primera edición en 2015, tenía como reto fijado superar el sabor agridulce de la tercera edición, en la que aconteció la caída de algunos de los integrantes de su cartel a favor de otros más conocidos en el circuito comercial electrónico y en la que se vio forzada a trasladar su celebración a la sala La 3. Por tanto, este año suponía la reinvención del festival, mediante la recuperación de la esencia alemana y centroeuropea más pura y la incorporación en la programación de las manifestaciones más innovadoras de lo que han denominado “arte sonoro”. Estas vinieron, principalmente, de dos artistas, Francisco López y Martí Guillem, apuestas directas de la codirectora del Tagomago Fest, Isabel Navarro. Ambas sesiones, que jugaron con todos los recursos sensoriales posibles, tras un titubeo inicial fueron gratamente acogidas por las/os asistentes. La jornada del viernes se presentó, aparentemente, más sosegada que la del sábado. En esta contamos con algunas destacadas actuaciones, como la de Blanet, representante del proyecto Hypnotiva Colectiva. Sergio Alonso y el dúo italiano Calle Quevedo, los encargados de lucir los sonidos del techno en la jornada. El libanés Rabih Beaini fue quien apagó las luces del patio tras improvisar sobre los ritmos más vanguardistas que fluctúan entre el krautrock y new wave. Por otra parte, en el auditorio de La Mutant se dieron cita las actuaciones más íntimas, como la sesión posindustrial y “ruidista” de los valencianos We Are Not Brothers, la ya mencionada performance de Paco López o el proyecto del polifacético José Guerrero, Rastrejo. Asimismo, Nightcrawler, presentaron su último disco, “Beware the humans” (2017), una revisión del escenario synthwave de la década de 1980. El sábado se llenaron todos los espacios de La Mutant desde las tempranas actuaciones de David Pilán, ecléctico artista habitual en las sesiones de [Mecánica ÷Analógica] y Lazharus, la envolvente apuesta fuerte del sector analógico. Tras la actuación del heterodoxo Martí Guillem se sucedió la de Pedro Bol, miembro a su vez del grupo Rocksteins. La presencia femenina del cartel vino de la mano de Mounqup, una interesante mezcla de electrónica, jazz y folk en torno a la que existe cierto consenso sobre su parecido con la islandesa Björk. El patio fue el escenario elegido para presentar Estrato Aurora, el nuevo proyecto de distorsión de Jaime Romero. Paralelamente pudimos disfrutar del rock psicodélico teñido con tintes tribalistas y orientales de Espiricom, una de las actuaciones más brillantes de la noche. La música industrial de Orfeo Gagarin fue notablemente ovacionada, una ovación que continuó para recibir al plato fuerte del festival, Michael Rother. El alemán es uno de los grandes nombres del krautrock y rock experimental, ha sido miembro de Harmonia y Neu!, que a su vez ha sido influencia para otros grandes artistas como David Bowie, Sonic Youth o Radiohead. Esta vez vino acompañado de Franz Bargmann y su batería, Hans Lampe y no cabe duda de que su actuación dejó más que satisfecha las necesidades del público. La cuarta edición del Tagomago Fest se cierra cumpliendo el objetivo que se había marcado, logró resarcirse de las carencias de la anterior y dejó patente su papel en el panorama nacional de la electrónica, acercándose a la categoría de otros festivales como el Sonar de Barcelona. No se trata de un festival apto para todos los públicos, pero sin duda recomendable para todos aquellos que estén cansados de convencionalismos y de encontrar semejanzas entre las sesiones de otros grandes festivales. Como bien señalaban la organización, se trata de una apuesta por la exquisitez que, a pesar de este mencionado carácter purista, introduce nuevas expresiones y sonidos, como demuestra la incorporación de los artistas sonoros. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.