Grupo: The New Raemon & McEnroe
Sala: Teatro Circo Price

Un mínimo ejercicio de memoria es suficiente para volver a este concierto. El teatro es especialmente amplio, muchas butacas están ocupadas, los focos de luz suben y bajan siguiendo una dirección imprevista y la música que suena es de la que te hace huir de la realidad sin mover un músculo.

Ricardo Lezón y Ramón Rodríguez están sobre el escenario del teatro Circo Price.

La primera canción que tocan es Lluvia y Truenos y el público se altera al reconocer su melodía. Fijarse en Ramón es un acto instintivo porque su voz es bonita, no, joder, es muy bonita. Verlo cantar se antoja un ejercicio sencillo, como si cualquiera que haga vibrar sus cuerdas vocales fuera a dar un producto como ese.

Se oye el punteo de la guitarra de Ricardo y unos coros, que parecen primos hermanos de los que entona Bon Iver, lo acompañan. Ricardo pronuncia el principio de la letra de La Carta. Su entonación, pausada, sosegada, calmada, se filtra por el corazón de los presentes y un carrusel de sentimientos se pone en marcha.

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Los grados de nostalgia aumentan canción tras canción y es que además estos dos tíos son simpáticos, porque cada vez que termina un tema, hablan al público como si nada, como si no fuesen ellos los autores de esta mezcla de felicidad y anhelo, como si hubiesen despertado sin recordar lo que han soñado.

Vacilan y ríen. Ramón comenta que ha llovido cada uno de los días en los que han dado un concierto, que no tenían que haber titulado al disco con Lluvia y Truenos. Todos los presentes reímos y ya nos tiene en el bolsillo.

Tocan Gracia y sirve como ejemplo para comprobar que tienen una preocupación especial por hacer bien las canciones. Cuidan cómo explicar sentimientos sin rebasar la delgada y fina línea que distingue lo bonito de lo cursi. Tratan magistralmente temas como el amor, los miedos, la soledad, la depresión y aquí todo el mundo está contento.

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Ya han tocado todas las canciones del disco y dicen que ahora se ponen con las que cada uno tiene en sus proyectos personales.

Campos Magnéticos la mezclan con El Saben Aquel Que Diu y parece que acaban de juntar las piezas de un puzzle que faltaba por terminar.

Cierran con La Palma, la atmósfera es la acertada, los clínex salen de sus paquetes mientras se ve cómo el talento ha migrado de escenarios pequeños al de un teatro.

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