Entrevistamos a: La Estrella de David
Redactor: Cynthia Cruz
Género: Pop
País: España

Uno de los discos que ha sacudido la escena nacional independiente en este inicio de curso discográfico ha sido el «Consagración» ( Sonido Muchacho / Terranova / Hi Jauh USB). Once canciones en las que La Estrella de David se muestra pletórico, exustalte, con canciones que no se despegan de tu hipotálamo durante semanas, tal vez durante años. Hablamos con David Rodríguez de lo urbano, del amor, el amor romántico, los festivales y por supuesto de música.

En el videoclip de Cariño se evidencia, al menos de manera inicial, cierta diferenciación entre dos mundos. Uno que podríamos vincular con lo “bakala”, que bien podríamos identificar hoy en día con la etiqueta de “urbano”, y el tuyo propio, el mundo de La Estrella de David. No son pocas las personas jóvenes, profesionales de la música y no, que se muestran abiertamente embelesados con tu trabajo. ¿Dónde te sientes más cómodo, manteniendo cierta distancia, como se muestra al inicio del vídeo, o por el contrario, dejándote llevar y uniéndote a las filas de esta nueva generación?

La idea del vídeo de ‘Cariño’ no fue mía. Fue de Diego Disco Rosa. Quería hacer la continuación del primer vídeo que hice. Últimamente no me veo, como en el vídeo, acabando de rave en un descampado a las 7 de la mañana porque con cinco cervezas ya estoy medio borracho y me quiero marchar a casa pronto porque me conozco.

Musicalmente, algunas cosas que escuchan las nuevas generaciones sí que me interesan. Muchas canciones mainstream latinas me molan. También el trap y todo eso, porque lo oigo muy pop y han renovado bastante cómo hacer las cosas. Pero en las letras, aunque me molan (sobre todo lo que he escuchado del Yung Beef), noto mucho que no le cantan a gente de mi generación, como ha de ser. Por eso no me lo pongo mucho en casa aunque me flipen cosas puntuales. No siento las cosquillas de tener la necesidad de estar al día.

La inmensa mayoría de tus letras parecen estar estructuradas dentro de un discurso introspectivo, contenido y madurado hasta cierto punto. ¿Cómo describirías tu proceso compositivo? ¿Tiendas más hacia a la espontaneidad o a la reflexión y reelaboración?

Lo del discurso introspectivo, pues sí. Es lo que hay. Las canciones casi siempre me las voy encontrando. Me encuentro cantando encima de alguna base que tenía. Luego las reestructuro para intentar redondearlas en la medida de lo posible. Las letras suelen salirme de un tirón aunque, después, sí que intento pulirlas para quitar frases que me dan rabia. Salvo en algunos casos puntuales, me gustaría que se me entendiera todo a la primera.

De tus propias declaraciones se deduce que tu producción es como mínimo “particular”, en el mejor sentido de la palabra. Sin embargo, pese a esta distancia con las fórmulas comerciales no es difícil encontrarse tarareando tus canciones en bucle,  especialmente las que componen “Consagración”. ¿Crees que este componente se ha intensificado en este último trabajo?

Supongo que en este último disco canto mejor que los anteriores, aunque sigo sin cantar bien. Eso es una pequeña alegría porque sé que aún tengo margen de mejora. Eso está bien. Puede que, en este disco, sí que haya más ganchos melódicos que en otros, aunque estribillos al uso creo que habrá sólo tres o cuatro.

La cuestión de los directos. Te has mostrado mucho más favorable al proceso creativo y de grabación que al de la exhibición en las salas de conciertos, ¿cuáles crees que son las condiciones necesarias, si existen, para que este desequilibrio desapareciera? ¿Qué es lo que más te gusta de las actuaciones en directo, propias y ajenas?

Ganar algo de dinero tocando lo agradezco y para eso me llaman poco. Lo sufro bastante, como casi todos los que cantan, supongo. Aunque muchas veces me apetece cantar sin ganar dinero y lo hago. Teloneando a amigos, por ejemplo. También he tenido siempre complejo de no hacerlo demasiado bien en directo. Lo que más disfruto es hacer canciones. Grabarlas y todo eso.

De las actuaciones en directo de otros: si me gustan las canciones, lo disfruto. Ahora prácticamente todo el mundo lo hace de puta madre en directo y eso, mira, me aburre un poco. Muchos de los conciertos que más me han gustado y se me han quedado en la memoria han sido un desastre. Porque el cantante estaba muy drogado y por cosas así. Pienso en el primer Sr Chinarro o en los primeros conciertos de Joe Crepúsculo.

Enlazando con la pregunta anterior, ¿cuál es tu opinión general sobre el fenómeno festival es los últimos años? Como alguien metido de lleno en varios ámbitos de la música, ¿destacarías algún ejemplo en concreto y por qué?

Con La Bien Querida hacemos muchos festivales. No suele ser el mejor entorno para un músico que no es cabeza de cartel por las prisas, porque hay mucha gente trabajando y a veces ni sabes a quién dirigirte… Yo me siento más parte del siglo XXI ahí y como hay muchas cosas que se me escapan de este siglo a veces lo paso mal. Bueno, del XX tampoco pillaba gran cosa. A mí, personalmente, como público, no me suelen gustar los festivales. Me cuestiono demasiadas cosas allí dentro que me hacen disfrutar menos de la música. Pero, claro, entiendo que, si lo que quieres es que te conozca más gente, como plataforma puede estar bien si no te programan a las cuatro de la tarde.

Es difícil esquivar el tópico del amor cuando se le da un rápido vistazo a tu obra. En “Maracaibo” se explicita directamente “el amor romántico”, un concepto sobre el que se ha debatido mucho en todos los ámbitos últimamente. ¿Cuál es tu visión al respecto? ¿Crees en una evolución positiva del amor romántico? 

No lo tengo claro. Supongo que comenzar una relación, enamorarse, es un poco minusvalía. Un delirio. Para mí tiene su punto guay. Cuando estás enamorado, el resto del mundo deja de importarte, así que dejas de dar el coñazo a los demás y, en el amor correspondido, sólo le das la brasa una persona que, además, quiere seas tú el que, exclusivamente, le dé la brasa. Eso me parece bonito. Pero supongo hay que tener conciencia de que es un delirio pasajero porque, si no, puedes acabar haciéndote mucha pupa a ti mismo y al que te pille al lado. O yo qué sé.

Volviendo sobre “Maracaibo” y el tema de la evolución. ¿Qué errores encuentras volviendo la vista atrás? ¿Reescribirías o directamente eliminarías alguna canción de tu trayectoria? ¿Encontramos algo de todo esto en “Maracaibo”?

Mi grupo de toda la vida, Beef, cantaba en inglés. Eso, claro, hace ya tiempo que me parece aberrante porque yo no sé inglés. Imagina. Pero, bueno, me lo perdono porque aquello, tener un grupo, hacer música con más gente, era para mí un poco una exaltación de la amistad y me molaba hacerlo. No me arrepiento pero pienso que, si hubiéramos cantado en castellano, ahora podría ponerme alguna de aquellas canciones sin pasar tanta vergüenza

Claro, hay muchísimas canciones que he escrito o co-escrito que me parecen una mierda. Creo que la mayoría. Éste último acaba de salir y estoy demasiado metido en la movida como para tomar distancia. Ahora creo que está bien aunque, claro, ya encuentro algunas cosillas que hubiera cambiado. Igual para peor, oju.

Son múltiples las referencias espaciales a Sant Feliu, a Barcelona. ¿Hasta qué punto ha influido esta escena en “Consagración”? 

Me centro bastante en hablar de las cosas que he vivido para no hablar de oídas. Y como he vivido 44 años en Sant Feliu, eso sale.

A pesar de que no te has mostrado excesivamente optimista respecto a la recepción que pueda tener este disco, ahora que han transcurrido unos días y has podido comprobarlo por ti mismo ¿ha cambiado tu opinión al respecto? ¿Es importante para ti ver este repunte en tu audiencia, e incluso ver como esta se amplía? ¿Te sientes más cómodo siendo disfrutado por círculos más minoritarios?

A mí me gustaría llegar a mucha gente pero, con los pies en el suelo, no lo veo claro. Pero ojalá! Aunque no soportaría ser ni un poco famoso, eso no. Debe ser un coñazo.

He notado más interés con este disco que con los anteriores, sí, aunque tampoco una barbaridad.

Finalmente, ¿cuáles han sido las influencias más directas en el proceso de creación de “Consagración”? Desde reenganches a antiguos grupos, nuevos sonidos, lugares, cualquier tipo de producción artística o incluso acontecimientos que te hayan marcado en tus últimos años, como el nacimiento de tu hija, a la que le has dedicado la canción que da nombre al disco. 

Yo creo que me encontré con cosas que contar. Salía de producir cosas que me dieron mucho curro como La Bien Querida o Payaso y supongo que me tenía ganas. Mis referencias musicales son las de casi siempre. Pero bueno, siempre hay cosas… En la primera canción pensaba que estaba haciendo un trap, por eso del uso del tresillo y movidas así. Se lo conté a un amigo el otro día y se reía. “Qué coño va a ser trap eso!”. Luego, lo de siempre: el krautrock, Lucio Battisti… También recuerdo que hice la música de La Primera Piedra pensando en The Fall, en algunas baladas que tenían. La trabajé los días tras la muerte de Mark Smith. Luego, cuento mis cosas aunque, claro, robé algún verso. A Jonston, de sus canción “Los Sentimimientos”, a Julian Cope lo de “I come from another planet, Baby”, y al poeta Simón Partal, que lo estaba leyendo Ana, el verso “Lo que tú no hagas se va a quedar sin hacer” en ‘La Primera Piedra’, que recuerde.

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