Entrevistamos a: Xoel López
Redactor: Carmen Sánchez Adán
Género: Pop Rock Alternativo, Folk Clásico
País: España

Con un té caliente entre sus manos, Xoel mira instintivamente al techo pensando, mientras me habla sobre las historias que hay bajo la piel de sus canciones, de sus viajes a Argentina y también de Madrid. Me cuenta que Sueños y Pan tiene mucho instrumento, que Miren Iza colabora en el tema Frutos, que uno de los temas se refiere al imaginario del mundo de su hijo Nahuel y que, como individuo, necesita a la música porque ésta le da sentido a la vida. Xoel sigue hablando y yo voy cayendo en la cuenta que el disco me gusta todavía más, si cabe.

El título de las canciones nos ha llamado mucho la atención, todas se titulan con una palabra y ésta es un sustantivo, imagino que es algo premeditado, ¿Por qué?

Pues mira, fue como un poco casual, en realidad lo tuve que forzar un poco porque no eran todas así originalmente. A lo mejor de las diez del disco, pues siete eran así. Entonces pensé en hacerlo como algo conceptual, por ejemplo, Pequeño Jaguar de la Noche, la dejé en Jaguar, luego Cometa de Todos los Cielos, la dejé en Cometa. Pero el resto sí eran todas con una sola palabra, me gustaba la idea de quitar palabras.

Estoy en una fase, después de catorce discos y tal, que estoy más sintético. Me gusta desbrozar más, quitar maleza. No digo que quitar palabras de un título sea mejorarlo, no necesariamente, pero tenía ganas de que fuera todo más sencillo, más sintético. Pero, ya te digo, es simplemente un pequeño juego que me permití. Algo que es simbólico de lo que hay en mi cabeza, mi idea de ir un poco más al grano con las cosas. Además acababa de escribir un libro, necesito quitarme palabras de encima, me sobran palabras.

Palabras como noche o luz también aparecen mucho en distintas canciones.

Sí, es verdad. Yo creo que la luz y la noche, no pueden existir la una sin la otra. A lo mejor, a veces, buscamos en la noche algo de luz, o nos hace la noche apreciar mejor la luz. O quizás después de mucha luz necesitamos algo de noche. Creo mucho en esa dualidad del ser humano. La portada de hecho es una especie de yin-yang, me gustaba esa idea de lo dual, de entender la vida con todo, con lo bueno y con lo malo, con lo blanco y con lo negro, con lo emocional y con lo material, con lo onírico y lo terrenal. No sé, creo que la idea de Sueños y Pan, el título también va un poco por ahí. Supongo que simplemente es tratar de entender esa complejidad del mundo que nos rodea a través de mis canciones.

En otros discos parece que influye mucho tu viaje por las américas pero con este disco, por las melodías, parece que te sitúas más por la geografía española, de hecho una de las canciones se titula “Madrid”.

Sí, es un disco muy madrileño, pero al mismo tiempo es un disco donde se confunde todo. No puedo evitar reivindicar ese origen mío gallego, esas dos canciones en gallego son como una señal de mi identidad primera, de donde yo crecí. Luego, toda mi adultez la pasé en Madrid, desde los 20 años, con esos viajes a América latina que fueron una aventura temporal de unos años, pero que realmente considero como una parte particular y diferente, y menor de mi vida y de mi carrera.

Creo que es un disco de vuelta, de regreso. Después de toda la aventura había que volver a conformar un hogar, un refugio, un sitio donde también poder desgranar todas aquellas aventuras, todas aquellas experiencias que todavía están ahí, que aún las estoy rumiando. Todavía me acuerdo de cosas a veces y digamos que aún estoy asimilando muchas de las influencias que pude adquirir o incorporar en esa época. Las sigo asimilando, viendo de otra manera, las voy juntando y reviven a la vez cosas del pasado que reflotan de alguna manera. Sí, creo que al final es un poco eso, combinar todas las cosas que te pasan, las que te pasaron y obviamente las que te pueden pasar.

¿Dirías que has tenido que viajar lejos para prestar atención a lo que antes tenías cerca?

Totalmente. Creo que a veces uno tiene que irse muy lejos de su casa para encontrar su casa. Que no quiere decir que esté lejos, sino que a lo mejor está más cerca de lo que pensabas, pero tienes que irte lejos para tener esa perspectiva.

¿Qué tiene Argentina que engancha tanto?

Argentina es un país muy cultural, muy cercano culturalmente al nuestro. Es como una especie de realidad paralela. Es suficientemente parecido como para sentirte cómodo y a gusto inmediatamente pero, al mismo tiempo, tiene las suficientes particularidades y diferencias como para que también puedas descubrir que en esa diferencia, digamos, hay mucho de lo que nutrirse. Creo que Argentina, especialmente Buenos Aires, te puede aportar todo esto. Buenos Aires, que es la ciudad que yo conozco mejor, me parece una ciudad que explota de creatividad y de propuestas. Luego, también, la gente es muy habladora, la conversación es muy importante allí. Hay algo allí que te atrapa y para mí tiene que ver con eso, con lo artístico.

Nos gusta mucho la historia de la canción Jaguar, hemos leído que tiene que ver con el imaginario y mundo de tu hijo Nahuel.

Digamos que a través de mi hijo tuve la posibilidad de, bueno, estar muy cerca de lo que puede ser la mentalidad de un niño. Obviamente, siempre lo ves desde fuera y hay una proyección mía ahí. Pero si que me enseñó muchas cosas. Su forma de lidiar con las cosas, su falta de prejuicios, su libertad para sentir y ser todas las cosas. Lo dice la canción, ¿No? Palparlo todo. Creo que hay algo en la mentalidad de un niño que un artista y creo que todo adulto, no debe perder. Además, para la creatividad es muy sano, muy bueno, porque te da mucha libertad. El niño no tiene miedo a equivocarse y nosotros nos llenamos siempre de prejuicios, y de ¿Pero cómo vas a hacer esto y lo otro? El niño es mucho más libre. Siempre he creído, de siempre, se lo había escuchado a Picasso y a muchos más, incluso a Nietzsche, en esa idea de que el superhombre es un niño. Yo creo que realmente, al final, para la creatividad no hay que dejar de tener ese niño dentro.

Además también hay mucho instrumento, hasta se escucha una gaita.

Ahí está un poco esa libertad. Dijimos ¿Por qué no? Vale, porque no tengo ninguna referencia, sí, pero ¿Por qué no lo vamos a hacer? Yo no tenía ninguna referencia y lo hicimos, por primera vez en mi carrera, mezclar una gaita con una canción de este tipo, tiene hasta un agogo brasileño y percusiones. Realmente es una canción muy sesentera que podía haber hecho un grupo de beat de los sesenta en Londres. Creo que es un poco una mezcla, esa cosa que también tenían Os Mutantes, el grupo de Brasil, que eran eso, muy libres y muy oníricos, muy psicodélicos. Creo que este disco conecta un poco con ese lado de los sueños, de lo onírico y de lo inconsciente. Me he dejado llevar en ese sentido, me he dicho “a por todas, sin prejuicios y pase lo que pase, asumiendo toda responsabilidad”.

En “Frutos” colabora Miren Iza, cuéntanos un poco cómo surgió esta colaboración.

Fue un lujo. Hubo un origen, que me acabo de dar cuenta que no lo digo cuando me preguntan. Me acabo de acordar. Yo hice un programa de radio con la gente de El Mundo Today, que se llamaba Oh My Lol! SON Estrella Galicia, era de la SER. Allí invitábamos a músicos y yo colaboraba con ellos muchas veces cuando venían. Cuando vino Tulsa, o sea, Miren Iza, hicimos Oda al Amor Efímero, una canción de ella que me encanta, es preciosa, es, que es un temazo. Y luego ella cantó conmigo una canción mía que se llama Todo lo que Merezcas, del disco anterior, de Paramales. Me dije “¡Joe, me gusta más en tu voz que en la mía!”. Eso me hizo pensar también que era la voz ideal para esa parte de mi canción que yo entendía que tenía que ser una voz femenina. Aún encima acababa de grabar con mi productor, con Ángel Luján, en el mismo estudio. Ella salía y yo entraba. Tenía que ser ella. Si no el momento, desde luego, uno de los momentos más bonitos, sentidos y profundos del disco, al menos para mí, es la parte que canta ella en Frutos.

Desde aquel Xoel López que cantó una canción de los Beatles, en el programa Lluvia de Estrellas, en el 1996-1997 hasta el Xoel de ahora, ¿Qué es lo que no ha cambiado?

(Risas) Hace un montón sí. Cuando yo hice ese programa de televisión nunca me imaginé que me iba a acabar viendo en una televisión haciendo mis canciones. Aunque sí que tenía el afán de hacerlo, ganas no me faltaban. Luego me di cuenta que la experiencia televisiva me sirvió después, cuando me tocó hacerlo a mí. Ya tenía ese bagaje, esa experiencia. Creo que mantengo la ilusión desde entonces.

Yo soy músico, aunque no quiera, no lo puedo evitar. Me hice profesional de la música por suerte, porque realmente es mi pasión. Qué mejor que tus sueños se conviertan en tu pan. Pero también es verdad que yo hubiera sido músico igualmente, aunque no pudiera vivir de ello. Yo siempre iba a hacer canciones porque es algo que yo necesito como individuo.

En ese momento, en el 96-97, yo lo que no pensé es que pudiera dedicarme a la música como profesional, que pudiera ser mi trabajo. Pero el resto, estoy intacto. Las ganas de hacer canciones, la ilusión por cantar y lo bien que me hace sentir el simple hecho de escribir canciones, el simple hecho de cantarlas.

Quizás no es tan simple, pero es una de las cosas que le da sentido a mi vida. Creo que la vida es una cosa así medio surrealista que si te lo planteas filosóficamente uno no sabe muy bien qué diablos hacemos aquí, o qué sentido tiene la vida. Nos agarramos a cosas, como por ejemplo la música, y ya no sólo como creador, también como oyente, como melómano, que la verdad que a mí me parece que le da sentido a esto del vivir.

Tus años de trayectoria y tus viajes te han hecho ver la música desde muchos ángulos, ¿Qué dirías que deberíamos mejorar en España en ese sentido? ¿Y lo que deberíamos valorar?

Yo creo que podríamos mirar un poco más a diferentes lugares. Creo que en España hemos mirado mucho a lo anglosajón, en la escena independiente sobre todo. Creo que es un momento para mirar nuestra propia música, que es algo que ya está pasando. Pero bueno, creo que debemos seguir por este camino, respetarnos a nosotros mismos y valorarnos, empoderarnos un poco en ese sentido como escena, que creo que lo estamos haciendo. Lo  estamos haciendo ahora, no siempre fue así, pero creo que vamos por el buen camino.

Es algo que las nuevas generaciones también lo están viendo de otra manera. Yo, cuando empecé, siempre mirábamos hacia los grupos de fuera como un Dios, nosotros siempre éramos como una cosa así que estaba bastante denostada. “Manda carallo ¿no?” (risas).

Este disco coincide un poco con la publicación de tu último libro de poesía “Bailarás cometas bajo el mar”, ¿Has tenido como un subidón de inspiración?

Claro, de hecho ya te digo, es que ahora me doy cuenta de que realmente he dejado mucho ahí. He sentido el típico vacío que uno siente después de un disco, pero doble. Al sacar el libro en septiembre, ahora el disco… Fue como de repente, buf, quedarse un poco melancólico. Porque te vacías y dejas ahí todo. También hubo mucho esfuerzo, sobre todo con el disco a la hora de grabar las canciones. Creo que fue como exorcizar un poco muchas cosas y sacar cosas de dentro. Remover las aguas misteriosas te deja un poco cansado, tocado emocionalmente.

Hemos leído que con este disco llevas como 116 entrevistas, ¿Qué tal estás?

(Risas) No sumé las de ayer y hoy pero, si hago un cálculo rápido, súmale unas 10 más. Mira, por un lado me sirve. Yo aprendo mucho de todo, porque cada uno me preguntáis cosas diferentes al final. Aunque hay preguntas comunes, lógicamente, luego siempre hay alguna pregunta distinta y, por otro lado, a mí me ayuda a reflexionar sobre algo que no tenía tan intelectualizado en realidad. Pero también te digo que se me hace un poco duro a veces, porque uff, es como hacer una terapia continua, ¿Sabes? (Risas). Además al ser tantas veces seguidas, hay un momento en que te quedas como un poquito exhausto, pero bueno, también es parte de mi profesión.

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