A mis 26 años, puedo decir que he tenido la gran suerte de asistir a casi todos los festivales medios de este país. No sé si de forma objetiva, o absorbida todavía por la magia que tiene Ebrovision, si tengo que elegir uno entre todos ellos, estoy casi segura (por no caer en la simplicidad de deciros que es el mejor festival del mundo) que me quedaría con “el Ebro”.

¿Motivos? Muchos, los cuales irán saliendo a lo largo de la crónica, pero el que realmente hace especial a este festival es, sin duda, la GENTE; lo pongo en mayúsculas, porque es sorprendente el buen rollo (nada de modernidades, superficialidad o competitividad en lo que a la moda se refiere), todo es educación, simpatía y ganas de compartir con unas horas de música.

JUEVES
Es un festival de tres días, aunque la gran mayoría solo lo considera de dos, porque son muy pocos los que se pueden acercar el jueves, aunque este año lo merecía, ya que por alguna extraña razón decidieron poner a The wave Pictures el jueves, uno de los pocos internacionales que acudieron este año, y desde mi punto de vista, un gran cabeza de cartel…

Según la información que conseguimos, no había prácticamente nadie, pero los que estuvieron disfrutaron y mucho del buen directo del que puede presumir los ingleses y del fiestón que luego se montó en la discoteca del pueblo (sala Orosco), donde hay que trasladarse(con autobuses puestos por la organización) si queremos ver a los DJ´S que entran dentro del cartel.

VIERNES
Después de una gran decepción por no haber podido ver a L.A, por cuestiones de tiempo, y según nos contaron, teníamos más que razones para estar cabreadas, porque hicieron un gran concierto, conseguimos remontarnos y empezar a disfrutar de un fin de semana musical.

Iván Ferreiro, estuvo en su línea, con una gran facilidad para cantar y además hacerlo bien. Transmitió , disfrutó y nosotras con él. Aunque su último álbum Picnic Extraterrestre no es el mejor, y eso se notó, cantó canciones de todos sus discos en solitario y, como ya es costumbre, aunque todos lo deseábamos, nada de Los Piratas.

Dejamos la primera fila para los más fanáticos y comenzó La Habitacion Roja. Sé que esto no hará mucha gracia, pero he de decir que yo soy partidaria de que los artistas interactúen con el público, por lo que creo que no me siento muy identificada con LHR. Cantaron bien, estuvieron más animados que en otras ocasiones y su punto más álgido fue con “El eje del mal” a mitad de concierto, a partir de ahí todo fue un poco más de lo mismo.

Aprovechando que era el descanso, conseguimos colarnos y ponernos en primera fila para ver a unos Lori Meyers, que nada tienen que ver con los valencianos. Este nuevo álbum ha sido un cambio radical, tanto en sus canciones y melodías, como en su directo; un directo lleno de energía y con un Noni completamente entregado. Para mí fue lo mejor de la jornada, incluso del festival.

Con el subidón que nos había dejado Lori Meyers, nos olvidamos de lo que venía después (Devito) y nos dedicamos a hacer amigos y a plantarnos en la discoteca Orosco, donde pinchaba DJ amable; como siempre pasa en estos casos, era el último en hacerse ver, así que después de un litro de birra a 3 euros en el Orosco, nos volvimos para el hostal, sabíamos que el sábado sería un gran día.

SABADO
Nos levantamos a mitad de mañana, este año sin resaca, y nos plantamos en la “Fabrica de Tornillos” , donde el festival hace conciertos de grupos a tener en cuenta que están empezando o que no han tenido tanta suerte de darse a conocer (el año pasado, por ejemplo, Arizona Baby). Así que este año, lo que han ahorrado en el cartel principal (un poco flojo en comparación con otros), lo invirtieron en los conciertos del sábado por la mañana, que en su décimo aniversario habían avisado una sorpresa para todos los asistentes al festival: el grupo granadino Supersubmarina. Abarrotado de gente por algún chivatazo, dieron un gran concierto y nos citaron en la gira que empiezan por toda España.

Tras los algo de pop un tanto adolescente, nos fuimos a por el directo más que consolidado de Airbag, en el que injustamente había la mitad de personas menos que en el anterior. Aún así no decepcionaron, no sé si soy objetiva o que el que sean malagueños en la otra punta del país, le ablanda a una el corazón.

Con dos conciertos a nuestras espaldas a las 15:00 de la tarde supimos que el día prometía y nos plantamos en la plaza principal, donde el festival organizaba una paella para los mas de 10.000 asistentes al festival. De fondo: grupos en directo; tras estos, pincharon tres DJ´S que nos pusieron a todos en pié para convertir una paellada en una fiesta diurna. Esto fue lo que nos hizo perdernos el concierto The new reamon y Triangulo de amor bizarro, pero mereció la pena; esta comida es uno de los platos fuertes del festival, que solo es capaz de hacerlo tan completo un festival con diez años de experiencia y donde el número de asistentes sea reducido, pero la calidad de los grupos sea muy elevada, es decir, el Ebrovision.

Después de un respiro, lo siguiente que vimos fue a The new pornographers. El único internacional de la jornada del sábado dio la talla con una voz muy afinada y una facilidad aparente para facturar directas joyas de powe-pop (dejando claro los años de experiencia que llevan a sus espaldas). Pero sin duda, la nota más dulce y simpática la dio Kathryn Calder (voz y teclado) que con un español muy escaso, intentó comunicarse con el publico con frases como “quiero una farmacia”, que rectificó por “cerveza”.

En una primera fila muy merecida y muy deseada por todos los allí presentes, pudimos disfrutar de un ya cansado Love Of Lesbian. Era el cabeza de cartel del sábado, fue el momento más esperado de todo el festival; al menos la masiva afluencia de público así lo indicó. Estuvieron en su línea, pero se les nota que llevan un año y medio tocando las mismas canciones. No defraudaron, pero necesitan un merecido descanso.

Después de un abarrotado LOL, fue cuando nos olvidamos de todo, y nos dedicamos a emborracharnos, mientras de fondo, se escuchaban a We Are Standard, que nos doblaban en tasa de alcohol, pero que aún así supieron darnos lo que queríamos: mucho ritmo, mucho baile y alguna que otra risa.

Un vez terminado el concierto, todos los que estábamos allí nos montarnos en el bus para ir a la sala Orosco, donde pinchan los DJ´S del cartel. En este caso fue Kinki Brummel, a partir de ahí no os puedo contar mucho mas porque el alcohol que llevaba en mi cuerpo no me permiten recordarlo. Solo sé que salgo de este festival con amigos y casas por toda la península, sabiendo que volveré, agradeciendo que después de 10 años no se haya masificado y esperando que nunca ocurra…Esa es la magia de este festival.

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