La Ciudad de las Artes y las Ciencias de Valencia acogió el pasado fin de semana por octavo año al Festival de les Arts, cita ineludible para todos aquellos amantes del circuito indie y encuentro recurrente de los miembros de esta casa. Con Vetusta Morla y Viva Suecia como cabezas de cartel, Valencia abrió de nuevo sus puertas a grupos como La Casa Azul, Amaia, Varry Brava, Ginebras o Sidonie, entre otros.

Lo más especial de este festival no reside en su cartel, ya que todos aquellos asiduos al recorrido de festivales por el marco patrio han visto a sus grupos favoritos incontables veces. Lo verdaderamente insigne y eso que convierte al Festival de les Arts en uno de los más emblemáticos del panorama nacional es todo aquello que lo rodea. El marco incomparable de la Ciudad de las Artes y las Ciencias, el espectáculo de fuegos artificiales que – parte de la idiosincrasia valenciana – acompaña per tot l’alt al momento álgido de cada velada y la certeza de que esos días se produce un encuentro masivo de la ciudad que, durante dos noches, vibra y respira al mismo tiempo, son algunos de los elementos que hacen de este, un festival único en España.

En ocasiones, cuesta ver el encanto cuando lo tenemos tan cerca. Y por eso, este año hemos querido contar con Manuela Bevilacqua. Original de Italia, esta ha sido su primera vez en el Festival de les Arts y, con el asombro del que ve las cosas por primera vez, nos ha recordado lo intangible de esta cita a la que acudimos año tras año.

Una explosión de colores, fuegos artificiales, serpentinas, alegría y diversión. Así es como Manuela describe su primera impresión del Festival de les Arts. Sin entender muy bien las canciones ante las que se encontraba, Manuela saltó, bailó y se emocionó con cada uno de los grupos de los que fue testigo. Ya se sabe: la música, que es el idioma universal.

Particularmente atenta en los conciertos de Vetusta Morla y Amaia – dos titanes del panorama musical – Manuela quedó especialmente sorprendida ante una multitud que cantó todas las canciones sin olvidar ni una palabra en Vetusta Morla. También la encandiló – a quién no – la genuinidad de Amaia y su increíble voz.

A este punto el sol ya se había puesto y la atmósfera se hizo perfecta para los tres artistas que cerraban estos dos días inolvidables. Con “Ginebras”, la multitud enloqueció. “Ladilla Rusa”, el inconfundible dúo de periodistas-músicos transmitió toda la alegría y diversión que representa este evento. Y, finalmente, para concluir esta experiencia singular e inolvidable, “Viva Suecia” encarnó la despedida perfecta. Con estas palabras cierra Manuela sus notas sobre el Festival de les Arts.

Por nuestra parte, nos quedamos con dos conciertos: La Casa Azul y su imaginario incomparable y el show de una deslumbrante Amaia que crece a la velocidad de la luz. Pero, ante todo, salimos de este Festival de les Arts con una visión renovada de un evento al que dábamos por sentado, pero al que todavía le queda mucho por ofrecer. Nos vemos en 2024.

por Rocío Tuset y Manuela Bevilacqua

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