Donde hay pogo hay alegría, y donde haya pogos siempre estarán Black Lips. Los bad kids del garage rock, actores fundamentales para entender el resurgimiento del género en la primera década de los 2000, vuelven a nuestros escenarios, de los que nunca deberían irse. Lo harán el próximo mes de mayo. El día 10 de mayo actuarán en la Sala Nebula de Pamplona; el 11, en Dadabada (San Sebastián); el 12, en la Sala Mon Live de Madrid; y el domingo 13 de mayo en La [2] de Apolo de Barcelona para presentar Satan’s Graffiti or God’s Art?, su octavo disco de estudio, publicado en 2017 por Vice Records.

Con todo, y aunque suene a tópico, estamos ante su disco más ambicioso y arriesgado, en el que su garage gamberro se combina con la experimentación y el blues clásico. “Por primera vez sonamos como si sepamos lo que estamos haciendo”, han dicho ellos mismos del disco. Y es en parte gracias a la producción de Sean (hijo de) Lennon y al regreso a la banda del guitarrista Jack Hines, que se ha unido al dúo de fundadores Cole Alexander y Jared Swilley junto a las últimas incorporaciones, Zumi Rosow (saxofonista) y Oakley Munson (batería). Juntos han dado forma a una nueva cima en la carrera del grupo de Atlanta, que ya se acerca a las dos décadas de vida y se corona con una colaboración de la mismísima Yoko Ono en la canción Occidental Front.

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