Cuando lees la crónica de un festival y estás de acuerdo, poco más hay que añadir; pero este año Vinilo Valencia se desplazó también a Madrid y por gustos del redactor que escribe y simplemente el mero cambio contextual, pues algunas cosillas más habría que contar.

Los hombres del tiempo ya nos había advertido, pero el calor que cayó, violento, sobre Boadilla del Monte durante las dos jornadas festivaleras condicionó los conciertos de las primeras horas de la tarde los cuales, por menor asistencia de público y, eso, el simple calor deslucieron un poco. A ello tampoco ayudó el desértico y pedregoso terreno de la localidad madrileña que, como las zapatillas, blanqueba y secaba las gargantas.

De todos modos, la música siempre puede más y recuerdo, ahora, muchos momentos reseñables como fue aquella extraña sensación pero, sobre todo, emoción que sentí al ver a unas 200 personas bailando y cantando (en catalán en Madrid!) los universales sonidos electropop de Antonia Font. Acabaron con «Oh Yeah» y allí nadie apeló más que a la política de la buena música.

El viernes también, y con el sol calentando y sonrojando un sólo costado de la cara, nos fuimos a ver a The Kooks. Y claro, no fue esta una muestra de rock sino de pop, casi clásico, con rayitos de reggae. Canciones pegadizas que allí cantó todo (todo) el mundo colorearon una entretenida actuación a la que, a la concatenación de hypes que todos esperábamos, se le unió la entrega de su joven frontman que, con su baño de masas entre las primeras filas del público, decidió hacer felices, además, a sus fieles (muchas) femeninas.

Ese día -y por seguir ahondando en lo que a vasto no dió Andrés- tampoco nos quisimos perder a Los Campesinos! Y bien que hicimos. Los jovenzuelos y alocados británicos montaron un bonito, bailable y frenético cisco en el Coverse Stage que finiquitaron con su «You, Me, Dancing». Un directo que, por potencia, supera si cabe a su buen álbum. Genial.

Foals fueron otro de los grupos a los que mereció la pena llegar, aunque de manera somera, en la primera jornada madrileña. Más baile y más desparpajo electrónicopopero para una jornada que terminó de rematarnos Dj Amable…Rematádamos estábamos.

De King of Leon, Dorian -También bailamos «A cualquier otra parte»-, Los Planetas, The Breeders, Sex Pistols -aunque no iba vestido de árbol…buffff- y Kaiser Chiefs suscribiremos punto por punto, cerveza por cerveza, las palabras de Andrés Verdeguer…Así es el periodismo a dos bandas amigos.

Del sábado, y por no seguir aburriendo y contando dos veces lo mismo, diremos que fue, sorprendetemente, mejor jornada sonora que la que la precedió. Y es que claro, llegar, así, de primeras, y encontrarse con Nick Cave vomitando rock desgrarrado y atronante fue un augurio de lo más acertado. Loco perdido y trajeado le dió a los teclados, la guitarra, tiró el micrófono por los suelos y se dejó acompañar por 3 alocados y expertos músicos que también contribuyeron al maravilloso destrozo sonoro.

Como notáis -consecuencias del rematamiento del día anterior- ya habíamos entrado tarde al recinto, y sólo pudimos degustar un pequeña muestra de Glasvegas antes de lo que arriba os cuento de Nick Cave y su Greenderman; una pena porque fue ésta pequeña muestra del grupo de Glasgow suficiente para haber querido disfrutar más de su pop a veces retorcido y experimental. Un grupo de esos que dices: «Quiero verlos pero fuera de un festival».

Luego ya nos apuntamos a los grandes. Y me quedo con Interpol -directo de clase y elegancia-, Mäximo Park -con vocalistas como Paul Smith el mundo sería un lugar menos cuerdo y mejor- y el pedazo de conciertón de The Verve, y aquí debo volver a remitirme a lo escrito por Verdeger, que apuntan a resurgimiento de cenizas.

Pero amigos, algo sí hubo en Madrid diferente a Barcelona y, oh!, sí valió la pena. Se rumureaba que Maga aparecería por allí y daría un concierto semiacústico; y tras volvernos tarumbas preguntando y coinciendo, en parte, con Interpol, lo sevillanos se dejaron ver, de repente, en la carpa Movistar. Con un repertorio que fue una recopilación de sus mejores temas, dejando entrever algo de lo que vendrá en unos meses, se tornó en preciosa sorpresa de unos 40 minutos que, y como lazo final en la memoria, hizo resbalar alguna lágrima…El cansancio que distorsiona los sentimientos…

Decir que no me pasé por Facto Delafé y Las Flores Azules porque lo voy a ver este fin de semana en el Contempopránea. Pero ante todo decir que lo que diga Andrés Verdeguer en su crónica. El cansancio (cerveza) que distorsiona los sentimientos…
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