Young Picasso: Joven con gran nombreEstreno por tiempo limitado los días 28, 29 y 30 de abrilCristina Tovar 24 abril, 2019 Algunos nombres han estado siempre presentes. Los grandes nombres. De artistas y marcas, de batallas y reinas, de héroes y mitos, costumbres. El imaginario popular es un mar inmenso, y en esa marea hay barcos muy grandes y vistosos. Los Rolling Stones, La NASA, la Torreo Eiffel, Napoleón, Tutankamón, la hamburguesa, Pablo Picasso. No quiero decir que estos “barcos” sean más importantes o mejores que los submarinos, las motos de agua, las estrellas de mar o los granos de arena. Son populares, reconocibles, memorizados, con más alcance que otros, eso sí. Tener un público no es sinónimo de ser comprendido ni conocido con profundidad. Es aquí cuando me consigo con el “problema Picasso”. En el libro Just Kids, escrito por Patti Smith, la autora comenta que a los 12 años asistió con su familia al Museo de Arte de Philadelphia, siendo su primer encuentro cara a cara con el arte. También fue el día del primer gran desacuerdo que tuvo con su padre, quien no veía mérito alguno en Picasso. En cambio a ella “la confianza brutal de Picasso” la dejó sin aliento. Varias veces he escuchado o leído palabras de intelectuales o conocedores del arte expresando que Picasso está sobre-valorado, que están cansados de ese nombre, que no le ven la importancia. Y yo, por otro lado, pienso que está subestimado, pues muchas veces su influencia se toma por vista o es banalizada. Quedarse con “qué grande, qué genio, qué virtuoso” no conduce a nada muy creativo. Decir “está sobre-valorado, es cliché, carece de mérito”, tampoco. Haría un paralelismo con los Rolling Stones o Bob Dylan. De los millones de fanáticos que han tenido y siguen teniendo ¿cuántos habrán explorado toda la discografía de unos artistas que tienen más de 50 años en actividad? Reducir a los Rolling Stones a cuatro temas, o a Dylan a la categoría de cantautor de protesta, es desestimar el resto de su obra, o al menos ignorarla. Picasso es su impresionante y antibélico Guernica, pero también es mucho más. A fin de cuentas nadie está obligado. Quien quiera puede pensar que la Torre Eiffel es la construcción más impresionante de París, mientras que otros pueden pensar que es la más horrorosa y que nunca quisieran pasar por ahí en su vida. A lo que voy: la gloria a veces es cegadora, no sólo para el artista, sino para los mismos receptores, ya sean amantes o detractores. Los nombres gloriosos pueden cansar por su omnipresencia, y por la cierta obligación cultural que exigen. Pero estos nombres tan expuestos a la luz dejan mucha parte también en sombras, y eso es lo que, en mi opinión, interesa más estudiar. «La vida» (1903) Es en este punto donde veo el interés en Young Picasso (2019), documental dirigido por Phil Grabsky y que se encuentra actualmente en las carteleras de cine. Es un documental clásico, conformado de material del archivo, entrevista y una rigurosa y organizada investigación de los hechos. Cumple su función: informar, hacer presente la obra y vida de la época en la que el pintor empezó a trabajar, a aprender, a descubrir. Entre las ciudades de Málaga, Barcelona y París, Picasso desarrolla el oficio que lo elevaría posteriormente a elevarse dentro del mundo del arte de manera salvaje e irreversible. La película aborda el Período Azul y Período Rosa, que no son sólo etapas de un pintor cambiando de colores en la paleta, sino prácticas y exploraciones de lenguajes, que confluyen en la creación de Las señoritas de Avignon (1907). Cocteau y Picasso Picasso se forma en una “perfección” que él mismo desmantela más adelante. Picasso no se deja comer por la belleza que sus propias manos son capaces de crear. Es por eso que Picasso no es un pintor de técnica, es un poeta, por delante. Picasso es una fuerza con dominio. “Le debo mucho a Picasso, que me ha enseñado a correr más rápido que la belleza, a nunca dejarme alcanzar ni distanciar por ella: sólo Picasso es el Papa de la Iglesia cuyos primeros mártires serían Gauguin y Van Gogh. Ahora bien, el principal resorte del artista, del poeta, de la juventud, del héroe, consiste en desobedecer, en contradecir hábitos, en cambiar las reglas de juego.”, dijo su gran amigo y admirador, Jean Cocteau. Así te animes o no a ir al cine a ver este documental, recomendaría hacer una revisión a las épocas más ensombrecidas de Picasso, no como un deber, sino para la propia experiencia interior. No se trata de quién tiene la razón, ni de ganar batallas de inteligencia o información cultural. En una época tan complicada y oscura como la que vivimos en la actualidad ¿qué más da quién tiene la razón en este tipo de discusiones? Yo sólo quiero invitar. Invitar a ver, a sentir. Nu couché (1972) Por Cristina Tovar Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.