9 intérpretes totalmente inexpresivos¿Se puede triunfar en el cine con un único registro interpretativo? Estos nueve actores y actrices demuestran que sí.Víctor Sebastián 13 octubre, 2017 ‘Blade Runner 2049’ y su hype ya están en nuestros cines. Y con la esperadísima secuela del clásico de Ridley Scott, un nuevo nombre a la cabeza para rejuvenecer el proyecto: Ryan Gosling. El actor que llevó una camiseta de Macaulay Culkin con una camiseta del propio Gosling toma el relevo de Harrison Ford y, posiblemente, su cariz interpretativo. La inexpresividad. La nada. Son distintos. Una estirpe diferente. Alejados del histrionismo, del método y de Lee Strasberg. De Stanislavski, de Al Pacino, de Dustin Hoffman, de Meryl Streep. Es más. Ni siquiera tienen nada que ver con Nicolas Cage. Son intérpretes que optan por la carencia de gestos, la inexpresividad y la caidita de ojos. Ryan Gosling No es que sea uno de los actores del momento, es que lleva ya más de un lustro copándolo TODO. Porque antes de esta ‘Blade Runner 2049’ estuvo ‘La La Land’. Y antes ‘Drive’. Y antes ‘El diario de Noa’. Y antes el ‘Club Disney’. ¿Quién da más con tan poco? Y simplemente ha necesitado su mirada semi-estrábica, una cazadora con un escorpión y esa medio sonrisa de palo. Pues con eso, dos nominaciones a los Oscar. Ben Affleck El mentón de Hollywood llevaba tres lustros luchando contra sí mismo. Queriendo parecer mejor. O más serio. No se sabe. Un día se rindió y tomó dos decisiones que a la postre resultaron acertadísimas. La primera, y más clave, pasarse a la dirección. ‘Adiós, pequeña, adiós’, ‘The town’ o ‘Argo’ dieron prueba (y un Oscar) de su buen hacer detrás de las cámaras. El segundo giro fue de autodescubrimiento. Se dio cuenta que lo mejor era rendirse ante su cara de piedra. Es por ello que ‘Gone girl’ vaya a ser (para siempre) la mejor interpretación de su carrera. George Clooney Se puede tener un Oscar como actor secundario, dirigir a lo “clásico”, escribir guiones, casarse a los 50, ser padre casi a los 60, tener un cerdo como mascota, ser el “madurito” más deseado de la historia, tener un lobby en Hollywood, ser de izquierdas y protagonizar películas que gustan a público y crítica. Y todo ello haciendo siempre de George Clooney. Jaden Smith Érase una vez un actor negro, con orejillas de Dumbo, carismático, sentido del ritmo, rapero, compositor y vis cómica. Un intérprete que en su veintena se creó un meta-show televisivo que lo convirtió en estrella y, posteriormente, el rey del blockbuster. Bien, ese actor tuvo un hijo que heredó cero cualidades de su padre. Jaden es el anti-Will Smith. Sin ningún carisma y con cara de palo, va repartiendo clínics de sosería en cada proyecto en el que participa. Kristen Stewart Fría. Indolente. Eterna adolescente. La Stewart, criada en las mantas de Hollywood, lleva demostrando desde teenager que se puede triunfar en el cine sin mover un músculo del rostro. La saga ‘Crepúsculo’, ‘Panic Room’, ‘Viaje a Sils Maria’ (por el que ganó un César ¿?), ‘Personal shopper’ o ‘Cafe Society’. Da igual. Ella siempre hará de Kristen Stewart. Michael Cera Por mucho que lo amemos (que lo hacemos, y mucho), hay que reconocer que la expresividad y los cambios de registro no son el fuerte de Michael Cera. Su aspecto semi-nerd, su extraña bonhomía, lo escuálido de su físico y la fragilidad que emite, ha conseguido convertirlo en vis cómica. Pero si rascas más allá, existe un actor limitado. Pero, ¿y lo que le queremos? Harrison Ford Sin ánimo de ofender, pero reconócelo. Zooey Deschanel De la muchacha que enamoró a chicos y chicas en ‘(500) Days of Summer’ no queda nada. Zooey era mentira. Detrás de esos ojos color cielo no había más que un registro interpretativo muy cercano al de un Husky siberiano. Parecía que iba a arrasar Hollywood o nuestros corazones, y, ahí sigue, haciendo de sí misma en una sit-com televisiva. Bill Murray El hombre más querido del planeta se comió los años ochenta gracias a su lacónico Peter Venkman de ‘Los Cazafantasmas’. Desde entonces adquirió el status de estrella y cómico más respetado que le otorgó una libertad creativa y vital para interpretar y hacer lo que le dio en gana. Sin teléfono ni representante, Murray lleva tres décadas colándose en fiestas y eclipsando con, casi siempre, papeles secundarios a sus compañeros de reparto. Su estilo minimalista y su cara de “vámonos de copas” son ya un icono vital y cinematográfico. La demostración más evidente del “menos es más”. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.