El pasado jueves 21 de junio, Redacción Atómica me asignó la misión de asistir a la rueda de prensa de Gus Van Sant, seguida por una visita a la primera retrospectiva que se ha hecho sobre el director en España, cerrando la jornada con el pase en pre-estreno de su nueva película Don´t Worry, He Won´t Get Far On Foot. Hubiese sido absurdo de mi parte no aceptar esta propuesta.

Esa mañana me vestí de amarillo, sin saber que iba en conjunto con el color más representativo de la exposición, y atravesé algunas calles de Madrid, que ya comenzaban a sentirse como saunas gigantes. El calor combinado con la alergia me abrumó tanto, que por equivocación fui primero a Matadero. Lo único alentador de la situación fue la adrenalina que bombea el cuerpo cuando sabes que necesitas despertar, es como gasolina. Así que me aceleré, llegué sudada al auditorio de La Casa Encendida, saqué mi cuaderno azul y empecé a anotar las respuestas de Gus Van Sant a una pregunta sobre River Phoenix.

“Él (River Phoenix) estaba feliz de trabajar en filmes independientes. Sólo había trabajado en producciones de Hollywood. Sus familiares eran hippies que vivían en Florida».

Luego de varias preguntas, me llamó la atención de manera especial cómo un cineasta, a través de su obra, pudo ser capaz de investigar el alma de una situación mediática, respondiendo a una pregunta sobre su motivación para rodar Last Days.

“La Motivación (para hacer Last Days) fue hacer algo sin guion. La información/medios del momento eran un agujero negro. No se sabe casi nada de lo que pasó los 3 días antes de la muerte de Kurt Cobain. En ese contexto había lugar para un filme dramático moderno”.

Lo que más me atrapó no fue realmente el contenido de sus respuestas, sino su manera de hablar, tan norteamericana, tan despreocupada, como esas voces de películas que se quedan en la mente como algo familiar, aunque no conozcas a nadie así.

       

No sólo voy a hablar bien de esta exposición, sino que voy a recomendar tomar un buen rato para sumergirse en ella. Algo tiene ese color amarillo que llama sin discreción, salpica y mimetiza. Al atravesar este portal amarillo, el visitor se encuentra a sí mismo en un mundo de polaroids, obras audiovisuales poco conocidas, storyboards y notas de guiones hechas a puño y letra, pinturas, sonido.

Es un portal, sí, a la mente creativa y multidisciplinar de un cineasta, pero también es un puente a aquella cultura popular siempre entrañable y añorada de los años noventa. Quiero decir, que si no te gusta el anfitrión de la fiesta, probablemente si te gustarán muchos de sus amigos. Si tuviera que elegir a uno, sería William Burroughs. Y a Bowie.

De las pinturas, la que más vale la pena, en mi opinión, es la que retrata a un diablo pintado con colores fluorescentes sobre fondo negro, un demonio que mira en la oscuridad como en los cuadros folklóricos suramericanos.

Norteamérica está siempre ahí, omnipresente. Él usa el concepto del Sueño Americano como plastilina. Lo redondea, lo acaricia, lo aplasta, lo golpea, lo alarga, lo divide, lo lleva dentro de sus uñas. A fin de cuentas, sigue siendo su materia prima.

(William S. Burroughs – A Thanksgiving Prayer. Dir. Gus Van Sant)


Don’t Worry

La adicción, o mejor dijo, el adicto. Una figura que vuelve a aparecer en la obra de Gus Van Sant, esta vez encarnado por un Joaquin Phoenix tetrapléjico, alcohólico, lleno de culpas, victimizado y atormentado por la ausencia del amor de su madre, personaje basado en la vida del dibujante John Callahan.

“Don´t Worry, He Won´t Get Far On Foot” no es una película para ponerse de buen humor precisamente. No sólo trata la adicción, sino que ahonda en el ardor mismo de la vida del alcohólico. Aun así, el humor está presente no como una pincelada que le da equilibrio a los sentimientos del guion, sino como una verdadera potencia.

Es que el sentido del humor nunca ha sido un detalle. Incluso en los tiempos confusos de la actualidad, donde todo ofende y donde todos se ofenden, el humor no deja de ser una verdadera fuente de vida: una necesidad.

«No te preocupes, no llegará lejos a pie« (“Don´t Worry, He Won´t Get Far On Foot”, 2018) se estrena en España el 6 de julio. 

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