Director: Guillermo del Toro
Género: Fantástico - aventura - drama

Encontrar el punto en la vida en la que uno se conoce a la perfección es esencial. Hay personas que pasan por este mundo y ni siquiera se han hecho esa pregunta, otros conciben grandes obras, familias o negocios sin saber quienes son, mientras que unos pocos consiguen alcanzar la cima de su desarrollo personal y del conocimiento propio, el momento exacto por el que será recordado en el devenir de los tiempos.

La Forma del agua” es el prodigio de un pervertido, el de un soñador capaz de dar vida a un monstruo acuático y una princesa sin voz ni reino y así imaginarlos en una historia de amor verdadera. Envuelta en decenas de lugares comunes de una América tan lejana que ya parece de cuento y con su tono lúgubre como principal nota distintiva (alzando las bondades de Tim Burton increíblemente mejor que el propio Burton) estamos ante el film más puro de Guillermo del Toro. Aquí el niño que hay en el interior de un señor de Guadalajara (Jalisco) de 53 años habla con la misma claridad que lo hacía en  “El laberinto del fauno”. Además, del Toro obtiene unos resultados sobresalientes de unos recursos limitadísimos.

“La Forma del agua” es el prodigio de un pervertido, el de un soñador capaz de dar vida a un monstruo acuático y una princesa sin voz ni reino y así imaginarlos en una historia de amor verdadera

Contaba el director mexicano en las entrevistas promocionales que para sacar adelante “La Forma del agua” había tenido que hipotecarse (de nuevo)  y poner su sueldo en disposición de los resultados obtenidos por la película en taquilla. Bendito riesgo si con ello hemos podido conocer al desolado Giles (Richard Jenkis), a la habladora y protectora Zelda (Octavia Spencer) y por supuesto a la deslumbrante Elisa (Sally Hawkins) y a esa criatura anfibia (Doug Jones) capaz de transmitir más humanidad que la mayoría de personajes que habitan esa sombría ciudad durante la Guerra Fría.

“La forma del agua” es una película redonda, sostenida en un guión en el que no sobra ni una coma, pero que a la vez se permite el lujo de tratar a todos sus personajes por igual. Del Toro derrocha amor por cada uno de sus personajes secundarios y gracias a ello el film crece en sus derivas argumentales, hasta bailar sobre la cima de su creatividad en número musical que ya forma parte de la historia del cine contemporáneo.

Como a Elisa al bueno de Guillermo del Toro todo en su vida le ha conducido hasta este momento, hasta “La forma del agua”, por la que recientemente ganó el Globo de Oro a la mejor dirección y es uno de los principales candidatos a alzarse con el Oscar en la misma categoría.

Se puede (y se debe) afirmar con rotundidad que la décima cinta de Guillermo del Toro es por la que será recordado dentro de muchos años, cuando el séptimo arte continúe en crisis y algunos jóvenes directores y directoras se atrevan a hacer películas sencillas que palpitan amor por el cine a través de la mirada de un niño.

Hacer Comentario

Su dirección de correo electrónico no será publicada.