Vale. Ya tenemos a Kevin Spacey apartado y apestado de la sociedad, de Hollywood y de un colectivo LGTB al que ha favorecido poco durante su vida. Lo hemos despedido de una serie que ayudó a gestar, de la que era el vehículo principal y a la que casi se carga por culpa de su actitud de depredador sexual. Una vez ocurrido todo esto…¿qué hacemos con ‘House of Cards’?

Si durante varios días tuvimos que contener la respiración ante el continuo flujo (con perdón) de noticias que nos llegaban desde Netflix (suspensiones temporales, cancelaciones, inducciones al coma…), ahora que conocemos que la serie estrella y primigenia del gigante del streaming podrá continuar su legado, ¿cómo terminamos este viaje? ¿Cómo despedimos a ‘House of Cards’? ¿Cómo solventamos lo de Spacey?

Tenemos que hablar de Kevin

Lo primero a responder, obviamente, es qué hacemos con el personaje de Frank Underwood. La actitud animal del presidente ficticio de los Estados Unidos ha resultado ser un biopic encubierto del actor que lo interpretaba. Sirviéndose del tono más cercano al culebrón loco de la quinta temporada, podemos matar a Underwood de la manera más loca que se nos ocurra. Puede ser haciendo un Kate Mara, en un accidente de avión, por su enfermedad o un disparo en un cuarto oscuro. Pero tenemos claro que morirá. Por la evolución de la serie y porque sí. Porque su simple destitución o un divorcio con Claire no justificaría su desaparición.

Con Frank Underwood muerto, tenemos proclamada una única reina. Por fin. La verdadera esencia de ‘House of Cards’. El personaje favorito de todos los espectadores. La luchadora dentro y fuera de la pantalla. Robin Wright, la que se quitó el Penn y ahora dejará de ser Underwood. La actriz que exigió una igualdad de salarios en Netflix. Claire llevará a la producción a un final digno y feminista. God save the Claire.

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