Grupo: The New Raemon
Sala: Wah Wah

Seré breve, lo cual es seguramente una buena noticia para ti que me estás leyendo pero no así mismo para todos aquellos que estuvimos el viernes en la sala Wah Wah, cuando casi no nos habíamos acabado la primera copa (quien dice primera dice tercera) y nos encontrábamos prácticamente en el tiempo de los bises. Esto es, unos cuarenta minutos aproximadamente.

Pero es lo que hay con el repertorio de Ramón Rodríguez, es decir The New Raemon, en su vertiente castellana tan brillante como escueta.

A propósito de Garfunkel nos dejó medio agilipollados desde la primera escucha, pero al contrario de lo que ocurre con este tipo de álbumes, que acaban diluyéndose con la misma velocidad que les hizo protagonistas, sigue aturdiéndonos la facilidad del catalán por sonar tan original en lo meramente cotidiano.

No hay gato encerrado en las letras de Ramón, no podrían ser más directas y transparentes. Hay incluso bastante rima fácil, como por ejemplo en los primeros versos de «La Cafetera»(“escribiendo en servilletas que tú tienes mucha jeta, ahondando en lo profundo de las mierdas de este mundo”), que abrieron y por cierto de una forma excesivamente tímida el concierto.

Te hace incluso pensar por momentos que tú mismo podrías coger la guitarra y componer algo así de sencillo en cinco minutos…y una mierda.

Una vez superada la incomprensible timidez vocal, repasamos casi de arriba abajo su primer trabajo y sonaron magníficamente gracias al cuarteto que le flanqueaba temas como «Fuera Complejos», «Hundir la Flota», «Elena-na» intercalados con la versión (más bien bendita apropiación) de «Mano Izquierda» de Nueva Vulcano, algún también incomprensible deshecho como «Sucedáneos» e incluso novedades de cara al futuro, como «La Siesta».

Pero es sin duda la voz de este tipo en realidad bastante cachondo (gorgoteos a lo Chiquito de la Calzada y dejes varios a lo Martes y Trece incluidos) la que se te clava en el alma, el proyector en el que explícitamente puedes contemplar sus/tus canciones convertidas en imágenes, verbigracia de «El Saben Aquel que Diu», «Hoy, Estreno!» Y sobre todo la maravillosa «Tú, Garfunkel»… quizás con uno de los clímax más sobrecogedores que yo recuerde en cierto tiempo.

A última hora, y todo sea dicho, a modo de pegote innecesario y subtitulado en inglés (había que prolongar casi obligatoriamente) recuperó algún recuerdo de su primer proyecto Ghouls ‘n’ Ghosts y sobre todo dejó con ese magnífico sabor de boca final con «Shot in the Arm» de Wilco.

Y tal como vino, se fue.

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