Arcade Fire manda en la consolidación del SummercaseAndrés Verdeguer 24 julio, 2007 Grupo: SUMMERCASESala: RECINTO DEL FÓRUM_BARCELONA_13 Y 14 DE JULIO CRÓNICA CRONOLÓGICA Y TARDÍA DEL SUMMERCASE 2007. Sé que llega tarde, que la he acabado justo cuando los Átomos de Vinilo volvían del FIB, pero es que el Summercase merece su presencia y un sólo Átomo no da a basto. Ahí va. Probablemente dos años sea poco tiempo, pero en dos ediciones el itinerante Summercase –ya hay quien quiere copiar la fórmula- se ha consolidado y es capaz de mirar de frente al todo poderos FIB. Esto que sigue es la crónica cronológica de recuerdos que dejó el segundo Summercase de la historia disfrutado en Barcelona. Viernes 13 de julio Viaje a Barcelona desde Valencia, asentamiento y al Fórum, recinto ideal para acontecimientos de este tipo, pero al que siempre le vendrá bien cualquier mejora. Encuentro con los amigos: “Estos están dentro, pero creo que Sr Chinarro ya habrá acabado” Así era, el siguiente plato, y de los fuertes, era PJ Harvey, la gran dama del rock estaba citada en la Terminal S. Vamos allá, era nuestro debut en este Summercase, el recibimiento fue un fuerte golpe de calor. A más conforme pasaban los minutos. “Cómo ha estado Sr Chinarro” – que había actuado en la carpa N-, “Bien, aunque sólo he escuchado cuatro canciones y el sonido no era muy allá”, me respondieron. Y salió entonces ella, vestida de blanco hasta los pies, bien ceñido al busto, en soledad. Ella y su guitarra. Que sea lo que tenga que ser, pero vamos a aguantar aunque sea media hora, me dije sabiendo que mi compañía no tardaría en abandonarme. El termómetro subía, más desde que se hizo presente en el escenario cubierto por lo que se asemeja a una enorme carpa de circo de tres pistas. Hasta que se pudo soportar, la de Pj Harvey fue una auténtica lección de sobriedad rock. Guitarra desgarrada, y voz, látigo y seda, como un capote. El escenario era todo suyo y todas las miradas la perseguían. Pasó al piano, también a la percusión y de nuevo con la guitarra volvió a tomar vuelo el concierto. Cuando tomé la decisión de ir en busca de The Flaming Lips, lo hacía sabiendo que probablemente me perdía el mejor tramo del concierto de Pj Harvey. De camino en el Terminal O actuaban Phoenix, grupo francés revelación en 2006. Su propuesta no pasó desapercibida y lo hecho en el disco tiene una buena continuación en el escenario, donde suenan más a guitarras. Tras la conclusión, seguí mi camino. En la carpa E estaba a punto de desplegarse la magia de Flaming Lips. Valió la pena presenciar el espectáculo, auténtico mundo onírico. Wayne Coyne metido en un inmensa burbuja de aire, rodando por el público al ritmo de un sonido machacón. Andando por encima de un mar de cabeza y manos. De alguna manera consiguió volver al escenario y entonces fue el estallido cuando comenzó a sonar Race for the prize, una lluvia de globos y confeti. La sensación de felicidad se podía palpar. El concierto seguiría ya por esos derroteros, entre la magia y el espectáculo. Dos objetivos era necesario cumplir a continuación: conseguir un bocata y pillar una buena situación para ver/escuchar los canadienses Arcade Fire, plato fuerte de la noche y principal cabeza de cartel, sin duda, de este Summecase. Lo primero era complicado pero no imposible. Todo hubiese sido más fácil si no solo una barra ofreciese comida, como era el caso, a todos los muchos hambrientos que no tenían otra que reunirse allí. A Arcade Fire no le pesó en apariencia la responsabilidad de liderar un festival como el Summercase. El público sabía que aquello no se iba a tratar de un concierto más. No se trataba de caer y ya. No, el concierto esperado tenía que estar a la altura de sus dos primeros y únicos discos, Funeral y Neon Bible. La expectativas se cumplieron, valga para ello la imagen de un tipo que a dos cabezas de la mía se cogía la suya con las dos manos y no se la soltó ni cuando esperaba los bises. El barrido por sus dos obras extenso y exhaustivo, para satisfacer a cualquiera. El recital casi impecable con diez personas haciendo música y épica, entre los que hubo un buen puñado de momentos e instantes de magnífica comunión. Las melodías, el acordeón, cuando sonó el órgano, esa voz y multiinstrumentista que es Regine Chassagne libre por el escenario, y el maestro de ceremonias, Win Butler. Economizando palabras: un flipe. Otra sensación definitiva es que cuando acabaron sabíamos que habíamos visto el concierto del Summercase 2007 y que lo habían ejecutado los canadienses Arcade Fire. Por comparación, Bloc Party quedo rezagado. La doble guitarra, bajo y batería, cierto es que poco pueden hacer contra una orquesta de rock en toda regla. También cierto, es que no acabaron de enardecer los Bloc Party como lo hacen en cualquier pista, eso sólo ocurrió cuando sonaron las infalibles Banquet y Hellicopter. Más allá, acabamos viendo el sol del sábado. Sabado 14 de julio. El Summercase permite darlo todo en los dos días que dura el acontecimiento. No es ningún mata personas, y eso se agradece y se apunta en la casilla de los puntos positivos. Además allí, en el Fórum de Barcelona, a orillas del mar, las vistas son maravillosas. Por ejemplo, oyendo a Sunday Drivers, que fue el primer plato del sábado 14 de julio, que con las últimas luces del día, el momento se hizo más agradable. A cualquier guiri de turno seguro que Sunday Drivers les engatusaría lo mismo que si fuesen de California. Pero, casualidad, los Jero y compañía son del mismo Toledo y van aumentando repertorio, lo mismo que su calidad. Pero claro, un himno es un himno y On my mind fue el colofón que más se disfrutó, aunque lo vuelvo a repetir: fue un concierto que se disfruto a la luz del atardecer todavía sin las aglomeraciones y con el mar todavía presente. El reencuentro con James no supo igual y eso que hacía una luz que todavía permitía ver el Mediterráneo y que tienen un repertorio de grandes éxitos que es un auténtico lujazo. Pero los años no pasan en balde y la ejecución dejó mucho que desear. La primera gran cita del sábado era con Jarvis Cocker a la misma hora y en la misma carpa-sauna en la que había hecho su concierto Pj Harvey un día antes. El calor se llevó mejor porque la organización abrió todos los bajos de la carpa. Y allá que salió Jarvis como auténtico divo del pop ante una multitud fanática. Ágil, showman, su concierto fue alegre y ceñido a su primer album en solitario desde la separación de los míticos Pulp. El repertorio se bastó, con cimas como Heavy Weather o Black Magic, y evitó cualquier referencia a su antigua banda. Mientras fue capaz de entretenerse hasta con un pelo que se le enredó en el micro. El fin de fiesta, cuando en el deseo de todos era un Common People, fue una versión de Eye of the tiger de la mítica película Rocky, que la audiencia recibió totalmente enfervorizada de un Jarvis Cocker que en ningún modo defraudó si no más bien todo lo contrario. A partir de las 11 de la noche el horario se apretaba. En el escenario chico, Terminal N, era el turno de The Twang. Banda revelación de la islas británicas en 2006, nombrada como tal por la prestigiosa (a veces no tanto) NME, y aunque fuera por simple curiosidad había pasarse un rato, tiempo suficiente para sentirme extraño. En la Terminal N predominó el apelotonamiento de guiris en primeras filas ondeando tanto banderas de Inglaterra como de Escocia. Lo disfrutaban y quien firma también aunque de manera más moderada. El tiempo que tenía previsto dedicarles se fue ampliando a sabiendas de que Jesús and Mary Chain ya habían arrancado. The Twang es una especie de Duo Dinámico con banda. Son dos voces las que cantan y la banda la que flanquea. Cosa rara en esto del rock. Tienen personalidad y buenos temas que se asimilan sin rechistar y con sorpresa. Two Lovers, de su primer álbum Love it When i Feel Like This, sirva de ejemplo. Lo dicho, Jesús and Mary Chain ya andaban a lo suyo. Grupo referente del pasado reciente del underground, ofreció toda una lección. El concierto sostuvo muy alto un repertorio que se disfrutó y se bailó porque los hay que envejecen mucho mejor que otros y conservan intacta la personalidad. Sin duda, merecen estar en el podium. Fue una hora de concierto y a partir de ahí un merecido descanso porque The Gossip ya habían concluido, Air quedaba lejos, Electrelane ya sabíamos de qué iba y OMD no logró interesar. Mejor esperar sentado al arranque de Kaiser Chiefs. Los chicos de Leeds se encargaron de alzar bien alta la bandera de la nueva ola. Más que dignos, jóvenes y descarados, Na na na na, agitaron al personal con su nuevo disco, Yours Truly, Angry Mob, pero sobre todo con su debut, Employment, con los indispensables Everyday I love Less and Less y I predict a riot. Por ello, a Kaiser Chiefs también les correspondería un merecido lugar el podium, junto a Jesús and Mary Chain, Jarvis Cocker por debilidad, y ya más arriba en todo lo alto, a los canadienses Arcade Fire. La multitud, bien avanzada la noche, se reunió frente a Terminal E porque la última sesión corría a cargo de los festivaleros por antonomasia, Chemical Brothers. La danza se alargó hasta que empezó de nuevo a brillar el sol allá por el horizonte del Mediterráneo, que seguía ahí, lo mismo que el Summercase dentro de un año. * * * * * GALERÍA http://www.vinilovalencia.com/albums.php?id=9 Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.