Grupo: Big Sandy & ly-Rite Boys + Greg Townson
Sala: Sala Wah Wah

Hay domingos que resultan de lo más tediosos o incluso traumáticos por aquello de suponer una especie de, como bien entonaba Lapido, “antesala del dolor” que nos devuelve a la realidad tras el vendaval de excesos propio del fin de semana.

El hecho de que el pasado domingo no fuera uno de aquellos, se lo debemos en gran parte a la master class en melodías y ritmos añejos impartida por los maestros Greg Townson (guitarra y voz de los Hi-Risers) y el orondo Big Sandy junto a sus Fly-Rite Boys respectivamente. Ambos decidieron poner el broche de oro final a su gira española en la sala Wah Wah.

Algo menos de un centenar de feligreses (quiero creer que hay muchos más creyentes que simplemente no son practicantes) respondimos a la llamada del Rock & Roll. Entre la fauna allí presente se dejaban ver algunos tupés, chupas de cuero, vestidos vintage y demás idiosincrasia acorde para la ocasión. En líneas generales un público bastante maduro, lo cuál no deja de ser paradójico dentro de un género que eclosionó como un fenómeno adolescente.

Pasadas las nueve de la noche el líder de los Hi-Risers se subía al escenario para demostrarnos que aunque Bo Diddley ya no esté entre nosotros su espíritu sigue impregnando la música de muchos otros (y en este caso con más razón ya que Townson y los suyos fueron banda de acompañamiento de “The Originator” durante un tiempo).

Elegantemente ataviado y armado con su Rocket (una guitarra que en manos de este hombre bien parecía un misil), Greg despachó con solera, y salero, un repertorio basado en el Rock & Roll primigenio y espontáneo con pinceladas beat provenientes de la 60s British Invasion. Destacar la percusión improvisada mediante taconazos y un pedal que simulaba un bombo.

Pese a ser breve, hubo tiempo para adelantarnos parte de su primer proyecto en solitario Sparks on the Highway, grabado en Londres con la banda de Nick Lowe. También se adentró en hits del pasado más reciente :“I like that Peggy Jones”, grabada junto a Kaiser George o “One note Joe”. A modo de flashforward pudimos saborear “Jump-start”, un desenfrenado tema que irá incluido en el próximo álbum de Hi-Risers.

Si algo caracterizó a este americano con pinta de británico, amén de su destreza a la guitarra, fue la simpatía con la que envolvió la interpretación de sus canciones. Dominado sobradamente el componente musical, se dedicó a buscar la complicidad del público. Y vaya si lo logró, ya fuera incitando a corear las canciones o bajándose del escenario y mezclándose con la gente, el señor Townson y su sempiterna sonrisa, nos hicieron más que partícipes de las buenas vibraciones que destila su música.

Poco después llegaría el turno para otro peso pesado, y no sólo en lo musical, ya que podríamos decir que Robert Williams, aka Big Sandy, es más bien de “hueso ancho” (hubo algún cachondo al que le faltó tiempo para airear el parecido razonable con Falete”). Y junto a él, sus ya consolidados compañeros de viaje, los Fly-Rite Boys.

Mención especial para su ducho guitarrista, Ashley Kingman, sello distintivo de la banda, con un sonido siempre puesto al servicio de la canción: incisivo y mordaz unas veces y fino y detallista otras. Como curiosidad, diré que la guitarra de Kingman es una Magnotone del 57 cuya paleta del clavijero se encuentra firmada por ilustres nombres de la década dorada del Rock & Roll, tales como Link Wray, Scotty Moore, Buck Owens o Billy King.

En lo referente al concierto en sí, la banda nos embarcó en un viaje en torno a diferentes estilos de tradición americana: rockabilly, western swing, country… de los cuáles Big Sandy se reafirmó como gran sabedor y magistral intérprete. Poco a poco fuimos paladeando composiciones pertenecientes a diversas partes de la ya dilatada carrera del bonachón de Sandy. Desde temas de la primera etapa (“Miss Tracy” o “Jumping from 6 to 6”) hasta piezas como “Mad”, “Spanish Dagger” o “Love that man”, integradas dentro su último trabajo hasta la fecha (Turntable Matinee, Yep Roc 2006).

Siguiendo a su predecesor sobre la tarima, el de Los Ángeles mantuvo un contacto directo y espontáneo con el público en todo momento haciendo gala de la carisma y del buen humor que posee. Ejemplo de ello fue el momento en que casi acepta el reto sugerido por parte de la audiencia de cantar a Jackie Wilson o cuando subió a una chica para presentarle personalmente a la banda.

La guinda del pastel llegó cuando en los bises, Sandy y sus camaradas invitaron a tocar junto a ellos a su amigo Greg Townson. Se despidieron por todo lo alto con una frenética versión quebranta cinturas de “Mi chica alborotada” (grabada originalmente por Jessy Cannon y llevada al castellano por Los Locos del Ritmo) que desató el frenesí del respetable. Y aunque las despedidas ya sabemos todos como son, ésta se vio un tanto endulzada por la noticia del regreso del bueno de Sandy junto a los Straitjackets el próximo mes de septiembre en el festival High Rock-A-Billy.

Al final resultó verdad lo de que el domingo era el día del señor, del señor Big Sandy. Una vez más el Rock & Roll demostró estar muy vivo, aunque hay quien todavía no se ha enterado.

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