El absurdo tiene dos carasQuique Medina 26 febrero, 2010 Grupo: Cohete + Punsutawney PhilSala: Wah Wah Agradecer el esfuerzo de Vaivén que, como promotor espontáneo, atrajo hasta Valencia a un grupo que todavía no había dado con sus huesos en nuestras latitudes y – lo peor de todo- que quizá no lo hubiera hecho en la temporada en la que ha parido un discazo. Un álbum adictivo y fresco que, por cierto, ocupó el primer puesto de “Lo mejor de 2009 Nacional” de la revista que ahora lees. Fue el de Cohete un concierto extraño por la poca atención que la mayoría de los asistentes prestó al mismo. Tan absurdo como la genial lírica castellana de los madrileños fue observar como a la peña se la traía al pairo que sobre las tablas de Wah Wah se estuviera llevando a cabo una lúcida y original actuación de pop atemporal. El absurdo tiene dos caras. Desde su comienzo con “El Plan” las voces y las guitarras de Enrique Godino y Hurs Hampel dejaron claro que la puesta en escena de Cohete es tan genial, inclasificable y descacharrante como el trabajo apunta. Los hermanos Cortillas (bajo y batería) y, sobre todo, la figura del quinto y trompetista hombre, pusieron su parte para conseguir un conseguido efecto de orquesta “folk-beatleniana” de baja fidelidad; como salidos de los surcos de un vinilo olvidado que, sin embargo, nunca pasa de moda. “Yo siempre gano”, “Mi corbata”, “Petri”, “La salud es lo primero” o “Un mamífero magnífico” ahondaron en el imprevisible y marciano origen del sonido de éstos madrileños que convirtieron su puesta en escena en una jarana de pegadizos coros y melodías pop que frenaron y aceleraron, sin ton ni son, mezclando rock-vintage, guateque sixtie o cabaret. Con “El club de cocina” cerraron un bolo en el que se cantaron todo que, por ahora, es poco y regalaron algo, que no es poco. Antes, Puxsutawney Phil despertaron a la marmota pero sólo para echar una meada y volverla a adormecer. Concierto breve y poco empacado el de los valencianos que en diez canciones volvieron a demostrar potencia en el directo y amor festivo por el Lo-fi norteamericano de los 90. Leve desvelo que fue suficiente para que nos mostremos curiosos hacia el nuevo sonido al que apuntan las nuevas canciones (la mitad de las interpretadas), en el que parecen perseguir el apelativo de superbanda mirándose en el espejo, por ejemplo, de The National. Esperaremos a que suene el despertador. Y si es, como aquella noche, al ritmo que marca la acertada sesión de Raúl Vaivén Dj, mejor. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.