Grupo: Niños Mutantes
Sala: El Loco

Realizando un pequeño viaje mental al futuro, digamos a unos diez años vista dentro del panorama indie estatal, el nombre de Niños Mutantes entraría en todas o casi todas las listas (esas que tanto nos pirran a todos) y quinielas de aquellos que osamos a catalogar y disponer en función de números y por encima de todo, nuestro ego musical.

Y ya puestos tiremos de símil literáreo para crear un grupo como la reverenciada Generación del 27, en este caso la del 09, en el cual el grupo de Granada no tendría quizá el reconocimiento enfervorizado de un Alberti, García Lorca o Cernuda traducibles por Los Planetas, Surfin’ Bichos o Señor Chinarro. Encajarían mejor en la fila de atrás, como un Prados o un Altolaguirre…pero estarían allí.
Y eso se debe particularmente a los más de diez años que llevan en escena sin que prácticamente no nos hayamos dado cuenta a pesar de más que decentes directos como el del viernes en la sala El Loco.

Segunda visita en menos de un año, tal y como comentaba su líder Juan Alberto Martínez al micrófono que poco usó para dialogar y mucho para cantar, en la hora y media que estuvieron sobre la tarima. Bonito gesto hacia Valencia el de ser la única ciudad repetidora, pero quizá demasiado arriesgado a juzgar por la media entrada de la sala.
Con ese «Where is my mind?» plasmado únicamente en cuerdas de violín con el que tienen por costumbre hacer su entradilla, hicieron un repaso extensivo de su último trabajo hasta la fecha Todo es el momento, probablemente su trabajo más iberizado bajo el manto de Astro Discos y con la producción de Fino Oyonarte.

El problema de Niños Mutantes, quizá el lastre que les impida progresar de la segunda a la primera fila es precisamente el de sus propios compañeros generacionales, de los cuales sufren sobredosis de influencias e intentan imitar por demasiados momentos.
Mucho más cercanos a un sonido power-pop que en sus grabaciones, temas como “Te favorece tanto estar callada”, “No quiero bailar” o “No sabes estar bien” enganchan pero son etéreos.

Sin embargo hay buenas aportaciones al nuevo repertorio en vivo como “Ayurveda”, “Arañicas” o “Sapos y Culebras”, que pese a las similitudes estructurales y a la fina línea que delimita una letra con sentimiento de la cursilada del primerizo, serán fijos a partir de ahora.
De tinte más sesentero «made in Spain» fueron cortes algo más maduros “Daniela” y “No puedo más contigo” que sin duda los alejan de los sonidos “placebianos” de sus primeras grabaciones y los acerca al regusto a Los Brincos y sus canciones para el triste final de un verano de playa, sol y amores marcados a fuego.
Y prueba de ello vigente desde que publicaran su Grandes Éxitos de Otros es la adopción y gustosa adaptación de “Como yo te amo” de Raphael, punto álgido y esperado ya por todos en sus actuaciones.

Previamente tuvimos a La Calle de Ángela que lejos de su último EP al más puro estilo lo-fi «La Estructura del Deseo» nos golpearon con secuencias, flangers y theremines distorsionados para recorrer temas propios como “Escalera” o “El Centro de Mis Fracasos” pasando por una versión corrosiva de Chris Isaac y su «Wicked Game».

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