Giro al rockQuique Medina 11 marzo, 2010 Grupo: Najwa NimriSala: Mirror ¡Qué sorpresa fue toparse con la guitarra de Javier Pedreira! Uno iba a cubrir el concierto de la gira presentación de lo nuevo de Najwa Nimri y -los deberes sin hacer- esperaba encontrarse con algo que tuviera que ver con el trip-hop o la versión española de Björk a la que nos tenía acostumbrados la pamplonica. Y de eso también hubo pero la electrónica, sin irse, ha cedido protagonismo al sonido de banda rock-noise. Giro sónico que en directo se sustentó en la abigarrada guitarra y los varios pedales de Javi Pedreira, también escudero, entre otros, de Quique González. Junto al guitarrista (y sin contar a Najwa), bajo y batería completaban un trío fogoso y bien armado. Haber visto la exhibición de Yo La Tengo 24 horas antes sobre el mismo escenario creo una insuperable competencia mental de la que me pude abstraer, sólo por momentos, gracias a la intensidad instrumental que los tres músicos de acompañamiento llegaron a fabricar; emocionantes dibujos de post-rock (“Mi ritual”) dignos de aplauso; pop indie de tintes oscuros, rock sucio de regusto americano y, en ocasiones, fronterizo, dieron lustre a una reinventada Najwa que no olvida, aunque atenuadas, las bases bailonas que la caracterizan. Los nuevos parajes de enmarañado ruido guitarrero fueron, sin embargo, no entendidos del todo por su público habitual que se esforzada en pedir canciones con más peso electrónico lo que hizo a la propia cantante preguntarles: “¿Queréis chunda chunda? Cómo sóis los valencianos…”. Acto seguido les suministraba sus dosis y todos tan contentos. El primer single de El último primate y la deliciosa “Crime” en la que la diva se mostró adorable y pop, hicieron el resto. Ella (y aunque antes fue frontwoman que actriz) no puede negar que ama las tablas y viceversa. Salió sexy, con pieles, tacones y hombreras, y terminó sin pieles, sin hombreras, sin tacones (se los cambió por unas zapatillas en mitad del escenario) y más sexy. Entre cigarritos, sorbos de cubata y danzas que mezclaron lo étnico con lo discotequero, jugó con la audiencia y con la voz a su antojo; unas embelesadoras cuerdas vocales que sabe utilzar y a las que el cambio al castellano le sientan bien. Tras hora y cuarto y un bis, la despedida tuvo sorpresa en forma de canción compuesta e improvisada, o eso dijeron, en la furgoneta y una versión aceptable y en castellano de “Sour times” de Portishead. Homenaje explícito a Beth Gibbons que llega en un disco en el que Najwa quiere ser más Pj Harvey. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.