Grupo: Luis Brea y el Miedo + Belvés
Sala: Sala El Sol

Luis Brea estrena nuevo coche. Un coche  más seguro y compacto, un coche con él que los nuevos fieles como yo, disfrutaron de un viaje intenso de hora y media. Destaco lo intenso porque, entre algunas palabras de viejos seguidores de Luis, es la intensidad de su música en directo la que, primero, a ellos les sorprendió, y segundo, a los nuevos cautivó.

Antes de nada, Belvès daba el pitido inicial taloneando a Luis Brea. Un grupo sencillo y con mucha garra, que a través de la innovación instrumental ha encontrado una forma de conectar y llamar la atención del público.

Belvés

Regresando a Luis, es complicado unirse a ese grupo de músicos que se escuchan mejor en directo que desde casa, pero no lo es tanto cuando te rodeas de músicos del nivel de Nacho Mora (bajo y coros), Lázaro Fernández (batería) y Jorge Martí Climent (guitarra, coros).

Y es que la sala El Sol se abarrotaba con el ansia de escuchar el nombre “Luis Brea y el Miedo”. Comenzaba con “El verano del incendio”  y “Parchís” lanzando un sonido decisivo y nada dubitativo, como sí fuese el single de su primer disco y su guitarra la tocase de memoria. Tenía el pensamiento preconcebido de “Mirar esto, os va a gustar…” y el juicio del público, algo timorato y sin tenerlas todas consigo, acabo rindiéndose al nuevo Luis Brea.

Luis Brea

Desde la cabina de mando, su productor, Luca Petricca, fue también testigo presente de un torrente de canciones cantadas desde el lugar más profundo de la garganta de Luis.  Las canciones caían como agua de mayo en los oídos de los oyentes, que analíticos, buscaban una conclusión global del espectáculo. “Discotecas”, “Más de Veinte” o “Singles” son algunas de las nuevas obras que marcaron la primera parte del concierto.

Todo cambio cuando regresaron a sus orígenes, echándose a las manos la guitarra acústica, la sonrisa se dibujo en la cara de muchos de los viejos amigos del cantante, y comenzaron a sonar himnos para la mayoría de los presentes. La fusión fue total, la rabia contenida por la puta vida fue expresada en cada canto unánime del público, que con la piel de gallina, alcanzaba la unión con el grupo y sus canciones. En dos palabras “After Crisalida”.

Luis Brea

Y llego el momento del grito definitivo, él examen final donde todos se la jugaban. “Mil Razones” sonaba en la sala Sol. Ojos llenos de ilusión esperaban a Luis Brea para elevar sus voces con su último hit. Aprobado general sin ninguna duda. El respetable disfrutaba, miradas de aprobación cruzaban de un lado a otro de la sala. Los hombros comenzaban a relajarse, la gente ya satisfecha no esperaba el ultimo as en la manga de Luis. “Automaticante” sonó con tal fuerza que de manera automática levanto los pies del suelo de todos nosotros, “Hay algo dentro que mí que funciona dentro de mí automáticamente…”. Comunión total.

Con el nuevo disco expuesto por completo, comenzó a tirar de archivo. Cerro con “Dicen por ahí”, dándole un final rockabilly que no fue del agrado de la mayoría, ya que la esencia de una canción como esta reside en un lugar muy lejano a cualquier sonido frenético. Esto no empeño ni de lejos una noche mágica donde Luis Brea no dejo a nadie sin caramelo. Donde, como dice en una de sus nuevas canciones “No hay nada como la primera vez…” y “Luis Brea, a mi lado, escondes la sala Sol en tus manos…”

Luis Brea

Fotos: Sergio F. Fernández
Crónica: Fran Agulló

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