MUV 2017, un festival con dos caras

Grupo: Varios artistas
Sala: Tinglado nº2

Tras una larga semana y ya inmersos de nuevo en la rutina del día a día, llegó el fin de semana del MUV Circuito Música Urbana València. Este festival, es relativamente joven, y apenas lleva unas pocas ediciones. Su localización, en pleno corazón portuario de Valencia ha sido una de las novedades de esta edición, haciendo mucho más agradable la asistencia al evento.

No sabía muy bien que es lo que me iba a encontrar al llegar al festival. Era la primera vez que iba y viendo su programación me daba la sensación de que estaba orientado principalmente a familias con hijos pequeños. Algo perfecto para pasar un buen finde en Valencia, pero sin tener hijos y con el concepto tradicional de festival de música que uno suele tener en mente, no sabía yo si saldría contenta del MUV.

Sin embargo, desde el sábado por la mañana que entramos al festival (y además bien temprano) hasta el domingo al mediodía que nos fuimos, el MUV no ha parado de llevarse puntos positivos para repetir asistencia en sus futuras ediciones.

Larga vida al MUV y ojalá sirviese como ejemplo para otros muchos festivales. ¿No os pasa en otros eventos de música que, además de cobraros la entrada, parece que os quieran sacar todo el dinero que puedan con otros servicios dentro del recinto? Si quieres un vaso para pedir tu consumición, 3 euros; que necesitas agua porque te estás muriendo de sed después de estar bailando en un concierto, otros 3 euros. ¿Un cubata? Vamos ni lo sueñes (al menos que tengas sueldazos o ahorres un año entero para desfasar).

La sensación que tuve fue que todo estaba pensado para complacer al público. Poca oferta gastronómica, un puesto solo y, además, más que suficiente. Buena calidad a un precio de calle y apto para cualquier bolsillo. ¿La bebida? La bebida casi la regalaban… De agradecer, y más con el calor que hizo.

El ambiente sí que es cierto que fue muy familiar. Y después de un verano entero por festivales, el cuerpo lo agradeció. Un entorno muy agradable en el que disfrutar de artistas que pintaban un cuadro para subastar en directo o como un grupo que no conoces de nada, como La Fantástica Banda, te hace disfrutar con un espectáculo pensado para niños con canciones de The Beatles. Y así un largo etcétera.

La zona de descanso era la que separaba los dos escenarios. Una zona de mesas y bancos de madera perfectos para tomar algo con tus amigos y para que los niños también descansen un poco de tanta actividad. Y es que la mitad de los talleras estaban pensados para ellos. Construcciones con Lego o un puesto de la EMT para concienciar a los más peques sobre la importancia de usar un transporte que reduzca las emisiones de CO2 a la atmósfera. Jugar aprendiendo, algo que el MUV ha tenido muy presente.

A nivel musical, poco que decir negativo la verdad. Teniendo en cuenta que el lunes es laborable, el festival cerró sus puertas y su edición a última hora de la tarde con talleres para todos los públicos. Los aclamados de esta edición fueron Depedro y Aurora & The Betrayers. Pero en el MUV había sitio para muchos géneros y pudimos ver a grupos como Mediterranean Roots, The Limboos o Candeleros.

Además, se reservó una pequeña parte del recinto dentro del tinglado para improvisar una librería en la que se podían comprar ejemplares que estuvieran, sobre todo, relacionados con temas musicales. Una forma de acercar a los más pequeños de la familia la pasión por la música y la lectura. Y si querías algo de mercha, pues te elegías el color de la cami o del bolso de tela y el dibujo y te lo hacían ahí mismo, en pleno directo.

Desde luego, la asistencia al MUV parece que se va a convertir en costumbre, si toman esta edición como base a mejorar cartel. Un espacio de diez en el que adultos y niños convivieron en perfecta armonía.

Crónica: Lara Peiró.

Fotos de Rocío Tuset: