Jorge ClimentNacho Vegas en el Palau de la Música: ante el inalcanzable punto medioCierre sublime al Emergents al Palau con el compositor de XixónCynthia Cruz 22 junio, 2018 Grupo: Nacho VegasSala: Palau de la Música La primera vez que me descubrieron a Nacho Vegas era 2011 y mi reacción inicial al escuchar “Seronda” fue quedarme muy quieta, en horizontal, mirando al infinito y atravesando todas las fases del duelo, pero a la vez. Lo cierto es que la cosa no ha mejorado demasiado tras siete años, pero un poco sí. Tras esa mescolanza de desazón y ternura llega una fuerte sensación de claridad, en el sentido más literal posible de la palabra. No voy a intentar etiquetarle en ningún género musical aunque lo que más se le aproxima es la canción de autor, el de Xixón hace muy bien lo suyo, que es, en definitiva, la música. Y en la noche del jueves volvió a hacerlo, en al Auditori Ribalta del Palau de la Música, un escenario que no había pisado desde 2004, cuando intentó telonear a La Buena Vida pero tuvo que hacerlo “en diferido”. Un escenario, que como bien apuntó Vegas recordaba a la encorsetada Valencia de 2007, aun inevitablemente asociado en el imaginario popular a la ese término tan antediluviano que es “alta cultura”. Precisamente el ciclo “Emergents al Palau” nace como respuesta a esta situación, contra la que los artistas valencianos llevaban luchando desde su encierro dentro del Palau en 2005. Este ciclo ha permitido que tanto los ganadores del concurso como los artistas invitados al mismo, como es el caso de Vegas, pudieran disfrutar de unas instalaciones acústicamente perfectas y dotadas con un gran equipo técnico. Precisamente gracias a este equipo y a la habilidad de sus técnicos el concierto logró convertirse en un juego de luces y sombres caravaggiesco desde el mismo inicio, cuando una densa neblina cubrió el escenario al sonar la instrumental “Actos Inexplicables”. Mi relación con el asturiano ha sido un vaivén de repasar en bucle su discografía (momento en el que mi entorno más cercano suele dar frecuentes muestras de preocupación) frente a etapas de distanciamiento, porque, a veces, una necesita alejarse un poco para volver a ver esa claridad de la que hablaba. No obstante, nunca he faltado a ninguna de sus citas en directo, y eso me ha permitido ver más directamente su evolución. Vegas ha cambiado mucho en poco más de un lustro, la primera vez que le vi, en el Teatro Olympia caí en el error de salir de allí creyendo haber presenciado la personificación del estereotipo de “cantautor maldito”. Por suerte puede deshacerme de ese tópico antes de su transición a la faceta más socio-política, que ha sido su sello más característico de la publicación de “Cómo hacer crac” a finales de 2011. Tengo la sensación de que Nacho ha logrado alcanzar el inalcanzable punto medio, así lo demuestra su último trabajo, “Violética”, donde recupera parte del intimismo y retrospección anterior sin dejar de lado su compromiso político. Y esto se refleja también sobre el escenario. Anoche rescató temas que hacían una larga temporada que no se incluían en su setlist, como “Morir o Matar”, “La plaza de la Soledad”, “Que te vaya bien, Miss Carrusel” o “Canción de Palacio #7”. Así como otros clásicos que de un tiempo a esta parte han sido prácticamente inamovibles, como “Ciudad Vampira”, “Nuevos Planes, Idénticas Estrategias” o “La gran broma final”. Por otra parte, las reivindicaciones sociales estuvieron presentes a lo largo de toda la actuación, como la referencia a las víctimas de la Ley Mordaza (Valtonyc, Hasel), la alteración de “Dry Martini S.A” para mencionar el sonado himno de Marta Sánchez, la propia consolidación del Coru Antifascista Al Altu La Lleva o la intervención de los integrantes de la “Campaña por el Cierre de los CIES” antes de sonar “Crímenes Cantados”. Pero mientras desfilaban también sus nuevos temas, como “Aida”, “Ideología” o “Ser árbol” pudimos ver a un reconocible Vegas, con la mirada siempre gacha, que titubea antes de hacer sus afilados comentarios y que profesa un cariño enorme a su banda de siempre, la Cuarta Trama Asturiana, entre la que se incluye su inseparable compañero, Abraham Boba. Finalmente, y tras dos tentativas de despedida, Vegas volvió a aparecer para ponerle su clásico broche con “El hombre que casi conoció a Michi Panero”, un ritual que no pasa de moda entre sus devotos, quienes no mentimos cuando afirmamos al decir que le echaremos de menos, una vez más. Hasta siempre, señor Vegas. Crónica: Cynthia Cruz. Fotos: Jorge Climent. Una Respuesta “Mundos Inmóviles Derrumbándose” o Cómo la ternura frenó la caída – Cynthia Cruz Cepero 1 febrero, 2022 […] tuvimos del de Xixón tras cuatro vueltas al Sol del ‘Violética’(Marxophone, 2018) que presentó en Valencia allá por 2018 y volvió a compartir con el ciclo ‘Naranjas Sonoras’ a principios de 2019. Durante […] Responder Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.
“Mundos Inmóviles Derrumbándose” o Cómo la ternura frenó la caída – Cynthia Cruz Cepero 1 febrero, 2022 […] tuvimos del de Xixón tras cuatro vueltas al Sol del ‘Violética’(Marxophone, 2018) que presentó en Valencia allá por 2018 y volvió a compartir con el ciclo ‘Naranjas Sonoras’ a principios de 2019. Durante […] Responder