Grupo: Sonorama´09 (Sábado)
Sala: Aranda del Duero (Burgos)

Sonoramizados del viernes llegamos al sábado, con dolores de espalda y una chancla en la boca por lengua. No, no se engañen, que tengamos pase de prensa no significa que ejerzamos de ello a lo largo de todo el festival, y si los superhéroes tienen su descanso, ¡qué diablos! nosotros también solo que más largo. Con todo, el sábado según Vinilo Valencia es como sigue.

Mientras los primeros grupos lo daban todo en el escenario, nosotros lo dábamos todo mezclando venezolanos con dominicanos y sentados en el césped disfrutamos de algunos estribillos de Tokio Sex Destruction al tiempo que apurábamos copas luchando contra el tiempo para llegar a Ojo con la mala. No lo hicimos y ya por la segunda botella afiné mi oído para disfrutar de las autoversionadas «Tengo un trato» o ya de su último trabajo «Déjame entrar» o «Por la noche».

Pasé los primeros minutos de Catpeople lamentándome por haberme perdido el que debió ser uno de los grandes conciertos de ese sábado. Sin embargo el hermano ibérico de Interpol ya se metía en mi cabeza. A fuerza de grandes conocidos «Goodbye Angel», «Mexican Life» o «Radio» intentaban ganarse a los que ya los conocemos y soltando aquello de «sois el mejor público de España» trataron de meterse en el bolsillo al resto… después de oírles en el FIB, disfrutarlos en el Contempop y verlos en el Sonorama, creo que ya tengo suficiente CatPeople hasta su siguiente trabajo…

El trabuco venezolano llegaba a su fin y entre el polvo del segundo escenario esperábamos la llegada de James sin grandes agobios, parecía que la apuesta británica del festival no iba a tener el reclamo que prometía pero los primeros acordes de «Getting away with it» y los primeros esguinces de cintura de Tim Booth, que no paró de dar caña en todo el concierto, fue acicate suficiente para que una larga procesión de sonorámicos individuos abandonara las barras y se uniera a la congregación. Siete individuos en el escenario: dos guitarras, bajo, teclados, batería y Andy Diagram que con su cami del Manchester Utd tocaba la trompeta y todo lo que se le pusiera a tiro. Después de «Let me out», Booth, ya despojado de su turbante y luciendo la bombilla que pronto luciré yo se lanzó al público cantando si cabe, mejor que sobre el escenario, al tiempo que los coros sonaban tras las vallas «Sit Down». El regreso a las tablas al grito de «torero torero» habría emocionado a nuestro amigo Andrés Verdeguer y tras una de sus grandes parrafadas entre canción y canción se atrevió con alguno de los temas del Hey Ma su último disco que no atrapó al público. Cuando el viento comenzó a soplar y la pantalla con la cara de Booth ondeaba empezó «Laid» y nosotros peregrinamos hasta la barra para estar preparados cuando LHR saliera al escenario.

Así lo hicimos. Copazo en mano y bien situados esperamos la llegada de los de La Eliana, esta vez con el plus de Jordi Sapena (Intempo) a los teclados y algo mas. Comenzaron dando pinceladas de su nuevo álbum. Mucha guitarra, Jose empleándose a fondo con la batería y muchos coros mientras Jorge con su tupé a lo Morrissey cantaba aquello de «hacerte recordar». Tras este gran comienzo y ya sonando aquello de «por que todo el mundo…» nos arrancamos todos a cantar «Largometraje» para seguir con «Esta no será otra canción de amor» y llegar a «Posidonia» con la que Jorge por fin cogió la guitarra. «Días de vino y rosas» fue otro aperitivo del que será su nuevo disco que esperamos esté listo para finales de año, más floja y con menos ritmo que la canción de apertura. En cualquier caso estaremos muy atentos. «Agujeros negros» tomó el relevo y mientras gritábamos aquellos «Si!!» característicos de Jorge, que vibró con la canción, las estrellas del cielo burgalés se nos echaron encima. «El mundial que nunca ganaremos»,Un tremendo solo de Pau, «La edad de Oro» y «El eje del mal» completaron una actuación espléndida de nuestro grupo fetiche. Y Jorge, tras demostrar que se sabía todo el cartel del festival, nos dijo adiós para volver al momento con «Mi habitación», tal vez el bis que todos esperábamos.

Las tripas rugían y la zona de comida, bastante bien provista, se antojó mucho mas atractiva que la actuación de Sunday Drivers, a pesar de que Gero, con sus barbas y su guitarra acústica, y los suyos dieron un buen recital con sus grandes clásicos «Do it» «On my mind» o «Often» mientras los condones volaban en el aire y Martí le daba al ukelele.

Con la panza llena y la mano ocupada en otro copazo nos plantamos delante de We Are Standard para comprobar si aquella actuación en el FIB se podía repetir y así fue. Un arreón de energía recorrió el escenario y se extendía por el público cada vez que Deu Txakartegui soltaba perlas como «¿a que estáis esperando, a que os suba la pastilla?» o «¿Esto es toda la mierda que vais a hacer?» y seguía con descargas como «Other lips, other kisses» o «The Last time» para regalarnos a todos una versión cojonuda del temón de la Velvet «Waiting for the Man» mientras el ronaco volaba al ritmo de “26 dollars in my head”. Con «On the floor» el público entero se volvió loco y entre efluvios creo recordar que la gente coreaba «ritmo de la noche»… Suscribo las palabras de Deu: «un gusto la Rioja pero esto es de Puta Madre!!» como guinda a su actuación y es que el Sonorama se me ha revelado como un grandísimo festival.

Mientras nuestros pies, algo machacados, nos llevaban de un escenario al otro, la melodía del «I can't get no» de Infadels nos dio energía para seguir en la brecha. Al llegar al escenario nos encontramos con un grupo ecléctico, el cantante afeitado, todo de negro con trazos nu-metaleros, un guitarra bluesero, un batería tan seco como mi lengua al día siguiente y un teclados que no paró de dar caña en todo el concierto. Los vanos intentos del cantante, Bnann Watts, por hablar español se compensaban con el buen ambiente, el nivel de alcohol en sangre y la gran actuación del teclados, de pié, tocando la caja y pasando de un lado a otro hasta llegar a los sintetizadores para terminar con una versión de “Sweet Dreams” brutal.

Ya en la carpa, grandes clásicos se sucedían mientras el que escribe trataba de poner en orden ideas. Mi bautismo como cronista musical me dio tan buenas vibraciones como los power rangers que pululaban por este festival que, con un sonido excelente en sus dos escenarios, barras nada congestionadas, una gran oferta en los puestos de comida y una excelente oferta musical ha conseguido que esta 12ª Edición se sitúe, FIB mediante, como referencia de los festivales españoles.

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