Si no es por La MariQuique Medina 9 julio, 2009 Grupo: Chambao (Fira de Juliol)Sala: Jardines de Viveros Voy a contarles una primicia: el concierto fue puntual. Tan ajustado a sus 22 horas que cuando entramos, ya habían interpretado dos canciones y media. La verdad es que da igual, porque Chambao no es un concierto de canciones, sino de emociones viajeras. Mira que el sonido no acompañó. No sé si son las leyes municipales o qué coño pasa, pero aquello, para las dimensiones que tenía el escenario, era una vergüenza. Si los fans de Búnbury (que toca el día que escribo esta crónica) supieran que van a ser víctimas de esta pobre potencia de sonido, devolverían las entradas a mansalva. Pero La Mari -como supongo lo hará Enrique- se sobrepuso a las adversidades y dotó de orgasmos bailables a sus feligreses. La entrada no fue de lleno, pero color había. Con espacios no nos costó contonearnos a los ritmos que las caderas de La Mari marcaban e incluso ir a orinar y a beber sin perder detalle. De acompañantes: 5 maromos y una bella damisela con tacones a los que La Mari quiso dar, altruistamente, un protagonismo exagerado. Atenciones especiales recibió el calvo mazado que, y pese a su pinta de morlaco, igual te tocaba sutilmente la flauta travesera, que se sacaba de la manga un pedazo saxofón, que se marcaba un rap de lo más movido. Un tío cachas y polivalente genial para salir de gira. Agradecerle (a La Mari, claro) tenemos, el dejarnos entrever (a mitad de la actuación) a Fuel Fandango: un dúo que busca la fusión entre el rock, el indie y el flamenco. Una puta aberración tan agradable que merece la pena escuchar de nuevo; dedicarle ratito a ver si es verdad. Pero bueno, nosotros a lo nuestro y bailando con Chambao, a pesar del lamentable potencial sónico del recinto. La cuestión es que fueron más de dos horas de concierto y a los que trabajábamos al día siguiente (hoy), casi no se nos hizo largo; cosa que indica que fue de aprobado. Bautizado como flamenco-chill lo cierto es que se trató de un batiburrillo de ritmos africanos, árabes y, por fin, andaluces, que, sazonados con las bases electrónicas que dispara un Mac, se convierten en droga bailable y pura. Bueno, no tanto. Pronto, y mirando al escenario, te das cuenta que la dosis para no irte a dormir es La Mari: ese pelo corto que le sienta que te mueres, ese estilo que le caracteriza (pantalones bombachos y camiseta de tirantes), viajes en primera a las playas gaditanas y ese ritmo en el cuerpo que se transforma en sonrisa en su cara…y en la tuya. Estaréis esperando a que hable de repertorio… os quedaréis con las ganas. Decir solo que su último disco tuvo gran protagonismo y que atacó con momentos aislados de jazz-fussion y de hip-hop. ¿Temazos? “Pokito a poko”, “Por las platas de Barbate”, “Papeles mojados”o “Uleré”. ¿Para acabar?, Y detrás de un bis, “Ahí estás tú”. ¡Ah! y entre medias sonaron los acordesde «Beat it» en homenaje al famoso difunto. Si no es por ti, guapa. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.