El día 15 de noviembre aparecía en El Confidencial la crónica1 de un concierto de reggaeton. El texto lo firma Nando Cruz y puede considerarse parte de esa tendencia que comienza en Víctor Lenore (Indies, hipsters y gafapastas) y que parece surgir de un sentimiento de culpa pijo y blancata. Está muy bien intentar limpiar el karma a través de fantásticas aventuras en la prensa cultural, pero los que ya sudábamos de Pitchfork tampoco tenemos especial interés en que Bisbal gane el Príncipe de Asturias2. El caso es que a mitad de artículo Nando Cruz chuta con efecto, como Roberto Carlos, un párrafo tal que así:

El reggaeton, como el electrolatino, es visto por las generaciones precedentes como se veía al rock’n’roll en sus inicios: música sucia, sexual, repetitiva, música vulgar para gente vulgar. No importa que encontremos letras muy similares en canciones de Chuck Berry, AC/DC, Prince o Lalo Rodríguez. Lo que escuchan los jóvenes es basura.

Tomémonos unos segundos para ver esta mandanga:

No es que Nicky Jam suspenda el test de Bechdel3, es que haría falta sustituir a la chorba del clip por una lámpara sexy para que algo tuviera el mínimo sentido. Este matiz debe de ser una sutileza casi imperceptible para Nando Cruz («si compro la casa… ¿tú vienes incluida también con ella?»), pero hace que comparar a Nicky Jam con, por ejemplo, las letras de Prince, sólo pueda considerarse una trampa maliciosa o el síntoma inaugural de una sordera trágica:

gaes

La similitud que hay entre Prince y Nicky Jam es que a los dos les gustaba follar (apetencia que no deja de ser muy generalizada). Es cierto que Prince le hacía una mamada al mástil de su guitarra o salía en bragas a tocar, así que efectivamente lo sexual era un componente del discurso; la diferencia es que cuando teloneaba a los Rolling Stones —y cantaba, por ejemplo, un Jack U Off («Hacerte Una Paja»)— los sectores más paletos del público cortocircuitaban y le tiraban botellas al cráneo privilegiado. ¿Por qué se sentían ofendidos? ¡Pero si es todo rock’n’roll! ¡Anglofilia! ¿Al servicio de qué se pone el discurso sexual? ¿No será esta la pregunta? Allí donde Prince cuestionaba la normatividad y los roles de género, Nicky Jam sale al escenario rodeado de gorilas de espalda plateada y de lámparas sexies que te cagas; todos juntos surfeando la ola del sentido común conservador y de las amables tradiciones.

Pues una cosa le diríamos:

ñam

1 Perreo imperial con Nicky Jam (http://www.elconfidencial.com/cultura/2015-10-15/nicky-jam-reggaeton-musica-concierto_1060881/)

2 Víctor Lenore: «A Bisbal nunca le darán el Príncipe de Asturias, pero a Bob Dylan sí» (http://capitanswing.com/prensa/victor-lenore-a-bisbal-nunca-le-daran-el-principe-de-asturias-pero-a-bob-dylan-si/)

3 Test de Bechdel (https://es.wikipedia.org/wiki/Test_de_Bechdel)

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