Pasar del control a la incertidumbre nunca es fácil. Y eso es lo que ocurre (al menos a mí me pasa) cuando acaba el proceso de grabación de un disco y comienza la complicada tarea de darle vida en carretera, buscar sitios adecuados para defenderlo, hacer lo que realmente gusta a los músicos.

En mi caso siempre aparece ese vértigo que provoca la nada y el vacío en el mismo momento en que entregas el material para que comience la fabricación física. Desde ese momento las cosas ya no dependen de uno mismo y son los demás los que dictan las normas. Habitualmente la fase final de grabación suele ser bastante caótica y ajetreada, marcada siempre por los ajustados presupuestos y la obligada necesidad de acabar en el tiempo pactado. El estrés se apodera entonces del resto de sensaciones, los plazos se acortan y las acciones se suceden casi sin darte cuenta. Como comentaba, una vez entregado el material, la sensación es rara y distinta. Es complicado pasar del control del estudio a la incertidumbre de lo que vendrá.

Reflexiones se ha grabado desde el cariño y la ilusión, desde la sinceridad de las canciones y la creencia en una banda y un equipo que ha hecho posible que, ahora mismo, esté a unas horas de tener en mis manos el resultado físico de algo más de un año de trabajo. Muchos me han preguntado el porqué, qué motivo induce a grabar un disco en dos estudios diferentes. Y yo me pregunto: ¿por qué no?. Al fin y al cabo, se trataba de disfrutar con el proceso y de experimentar, y lo cierto es que, meses después, estoy seguro de que fue la decisión adecuada. Canciones que piden a gritos un tratamiento, canciones que reclaman otro. En todo caso, una serie de temas en los que creemos fielmente y que se incorporarán a muchos otros de trabajos anteriores. Hemos grabado con Carlos Soler y con Paco Loco, nos hemos llevado buenas experiencias y una vez más continuamos aprendiendo y absorbiendo de cara al futuro. Partir el disco en dos ha sido, en definitiva, una buena elección.

Por primera vez pretendo defender los temas tal cual se publican. Por circunstancias, en años anteriores me he visto obligado a presentar mis canciones en el formato más íntimo del mundo, acompañado únicamente de una guitarra. Sin embargo, el tratamiento eléctrico de los últimos discos y la necesidad natural de acompañarme de una banda ha provocado que no me sintiera del todo cómodo con tan pocos elementos. Y es que lo ideal para un determinado formato es la elección, no la imposición o la única vía para dar salida a tu música. Y esta vez quiero, queremos, que sea así. Por ello, y ante la incertidumbre que provoca el futuro, la única intención es la de defender con toda la banda los temas que acabamos de grabar. Con una banda de lujo arrancamos este viernes en la Sala Matisse, en un formato que también nos llevará a Costello (Madrid) el próximo 25 de abril. Esperemos que sean los primeros de una larga lista, porque, como comentaba, pasar de la fase de control a la de incertidumbre nunca es fácil. Las ideas las tenemos claras. Ahora falta que el resto de elementos se conjuguen para que podamos tocar tal y como queremos, tal y como lo hemos pensado. Y cuando no hay dinero para invertir, la suerte juega el papel más importante. A ella nos encomendamos. No sé si con todo esto consigo explicarme. No importa. Al fin y al cabo sólo estoy reflexionando.

* En este enlace puedes escuchar Reflexiones, lo nuevo de Manolo Tarancón.

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