Festivales: esta película ya la he vistoJorge Salas 1 enero, 2015 Todo el mundo conoce al típico graciosillo que, cuando va a empezar una película y aparece el león de la Metro, suelta eso de “vale, esta ya la he visto”. Culpable. Hago lo mismo cuando veo el cartel medio de un festival indie nacional. Y el síntoma más peligroso es ese: la existencia del concepto de cartel medio. Ya no hace falta ni esperar a que se cierre el line-up, ese anglicismo innecesario que está poniendo de moda la endogámica vanguardia de la mesianía intelectual. Los festivales indies en España, por regla general, están mutando en una comedia española de los 90 en la que todos cambian de pareja para volver al final a la misma con la que empezaron. España, se te está poniendo la cara de pena de Emma Suárez. Es aterrador observar cómo se van configurando los carteles poco a poco. Confirmación tras confirmación, uno tiene la sensación de estar asistiendo, una y otra vez, al proceso de edición y montaje de El día de la marmota. Es el día de la marmota de El día de la marmota; Bill Murray pide un especialista porque esto ya no hay quién lo aguante. Como el que insiste en alargar su vida descartando todo riesgo de su día a día y temiendo, en fin, a la propia vida, los festivales indies de este país pagan su perpetuación evitando exponerse más de la cuenta. Es el clásico conservador por excelencia: más vale malo conocido que bueno por conocer. O el que le va más a estos tiempos de nuevos 1970: virgencita, que me quede como estoy. Nos dan democracia de garrafón y no nos quejamos, ¿por qué nos va a molestar que nos agüen la cerveza del festival? Metamos la mano en el cajón y saquemos un grupo al azar. Dorian. En 2013, los barceloneses sacaban nuevo disco en PIAS y estuvieron en el SOS 4.8., el Contempopránea, el Low Cost, el Sonorama, el Festival do Norte, el Arenal Sound y el FIB, por ejemplo. Y el BBK ya los ha confirmado para 2014. Estamos hablando de Dorian. Seguro que no es necesario recordar que SOS 4.8., Contempopránea, Low Cost (ahora Low a secas) y BBK ya han confirmado a Izal para sus próximas ediciones. Podemos seguir así hasta el infinito y más allá, justo donde empieza a oler a basura. Y podría parecer que la cuota de conformismo se cubre con el espectro nacional, pero me vienen a la mente nombres como Phoenix o Two Door Cinema Club; en los últimos tres años, los norirlandeses han paseado su pop-rock de gomaespuma por FIB, SOS, Arenal Sound, Low Cost y BBK. La película del festival español es La cena de los idiotas en un concierto de Two Door Cinema Club. Con el panorama tan retroespañol del ‘con esto ya vamos tirando’, lo más normal es que se eleve a los cielos a cualquiera que aún recuerde por qué organizó su primer festival y le haga cosquillitas el mesianismo moderno. El Primavera Sound es ahora mismo el Génesis, la gran bola de cristal. El festival barcelonés ya es una especie de laboratorio gigante en el que el conservador exterior observa con ojitos esa mezcla de pertenencia tan de diseño con el equilibrio de un cartel que, aunque cada vez menos, ofrece riesgo y seguridad a sus seguidores. Un escenario vivo con infinitas posibilidades al que dirigir la mirada para adivinar lo que pasará más tarde en el resto de festivales del país. Lo que era el FIB antes de que las finanzas y la esquizofrenia le carcomieran desde dentro. La postal del cambio es una foto del Orson Welles de El tercer hombre subiéndose a la noria del Parc del Fòrum (“antes los niños solían subir a esto, ahora no tienen dinero. Pobrecitos”). ¿Qué extraña metamorfosis ocurre cuando decides montar un festival? ¿Te despiertas una mañana y, de repente, tienes el peinado de Ana Botella y ha dejado de gustarte la música en directo? Materia prima para Kafka. ¿Por qué no se baja la basura cuando el hedor se hace evidente desde la calle? ¿Tantos favores hay que pagar con huecos intrascendentes en el cartel? ¿Cuánta quina hay que tragar por traer a determinado grupo de determinada promotora? ¿O es que simplemente es más cómodo jugar al Monopoly y convertir los festivales en sucursales de holdings trapisondistas? ¿O es que cuesta mucho soltar el bocado cuanto más pequeño es? ¿O es que esto, al final, es como el clásico de El Padrino y resulta que no es nada personal, sólo negocios? Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.