Sección de Culto_Cap.5Berano, con B de BuhardillaMiguel Ángel Calvo 12 agosto, 2015 Aquí está de vuelta Mike el abuelo cebolletas para contaros qué significa el verano para él. Lo primero que tengo que aclarar es que de mi niñez apenas guardo algunos pocos recuerdos, muchos de ellos por cuestiones más dolorosas que alegres pero la mayoría de esos pocos alegres tienen mucho que ver con la música. Yo era una rara avis, un chaval introvertido que pasó su niñez en los 80 y su adolescencia en los 90, esos 90 en los que en Valencia reinaban Chimo Bayo y Paco Pil entre otros y que no entendía como a mis amigos les podía gustar esa música. Ya lo he dicho en varias ocasiones pero yo me crie educado musicalmente por mi padre y su colección de discos y CDs donde privaban los 60 y 70 británicos y americanos por lo que en mi clase era algo así como “el raro”. Veraneábamos en Denia y, como mis padres trabajaban, nos dejaban a mi hermano y a mí con unos tíos y con nuestros abuelos y mi “premio” por portarme bien a lo largo de la semana era que mi padre me traía algún CD con lo que yo esperaba el viernes a eso de las 19h como agua de mayo porque sabía que, además de poder ver a mis padres, tendría la excusa perfecta para ahorrarme el bajar a hacer el cafre a la playa con los demás niños y podría subir (muchas veces acompañado de mi primo Álvaro que era otra de esas raras avis) a la buhardilla donde teníamos la minicadena, apagar la luz y disfrutar con aquellas canciones de los Stones, Bowie, Led Zeppelin, Doors, Black Sabbath… Recuerdo sentirme muy identificado con una escena de la película Casi Famosos en las que el chaval protagonista hereda los vinilos de su hermana que se va a trabajar fuera y escucha Tommy de The Who con tan solo unas velas encendidas. Ese chaval era yo en verano. El día que más recuerdo es cuando mi padre apareció con un disco triple llamado London Years, nada menos que una recopilación de singles de los Stones desde mediados de los 60 a primeros de los 70 y que incluía la que sigue siendo mi canción favorita de la banda, Sympathy for the devil. Aquel verano escuché esa canción más de 100 veces sin exagerar. La ponía una y otra vez. Compré un libro que traía las canciones traducidas y aluciné con la letra. Si no sabéis de que va exactamente la canción, narra ciertos momentos históricos en primera persona y contados por el diablo. La letra está inspirada en la novela de Mijail Bulgákov, El maestro y Margarita y para un niño de unos 14 años era bastante impresionante. Fue la primera canción que me aprendí de memoria. Si tuviera a día de hoy que hacer un disco con 10 canciones que tuvieran sabor a aquellos veranos serían posiblemente Sympathy for the Devil de los Stones, I´m down de The Beatles, Stairway to heaven de Led Zeppelin, Fortunate Son de Creedence Clearwater Revival, Space Oddity de David Bowie, Heroin de The Velvet Underground, Paranoid de Black Sabbath, Roadhouse blues de The Doors, I get around de The Beach Boys y Smoke on the water de Deep Purple. Es curioso cómo, más de 20 años después, mi verano vuelve a ser con B pero ya no de buhardilla sino de Benicàssim o de Burriana. Eso sí, la buhardilla sigue ahí esperándome. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.