Con motivo del regreso de los neoyorquinos Luna a nuestra ciudad el próximo sábado 1 de Septiembre, desde Redacción Atómica os proponemos una selección de algunas de sus canciones más destacadas. Esta humilde carta de presentación está diseñada para ser disfrutada tanto por sus seguidores más acérrimos como para aquellas personas a las que este concierto les pueda servir de puente al cautivador mundo de uno de los fundadores de Galaxie 500, Dean Wareham.

1. “Astronaut” (Rendezvous, 2004, Jetset Records):

Empezamos con uno de los temas del que creíamos sería la última gran producción de la formación, Rendezvous. Un trabajo que fue concebido como una despedida por todo lo alto y que con esta canción nos traslada la sensación de alguien que tiene que marcharse, pero sin estar convencido de hacerlo. Si bien, comparada con otros temas de este LP como “Malibu Love Nest” o “Still at Home”, no ha logrado ser tan popular, esta canción donde se conjugaban una letras agridulces y casi decadentes con un ritmo electrizante, sí logró captar la esencia de un “adiós” que auguraba, en cierta manera, un “hasta luego”.

 

2. “Fire in Cairo” (A Sentimental Education, 2017, Double Feature):

Quizá pueda parecer injusto, para una banda con tan amplio recorrido como Luna, incluir una versión de una canción ajena en esta lista, pero, sin lugar a dudas, se trata de una lección maestra de cómo versionar. Luna se ha regalado, y nos ha regalado a su vez, un disco con versiones de sus canciones favoritas, y con esta en concreto se ha lucido. Fire en Cairo, en su versión original (The Cure, 1979) es, por redundante que parezca, fuego en estado puro, y pasar del frenesí que en la que la bañó Robert Smith a esta versión tan madura y cuidada también es un pequeño placer. Si con Smith sentías que ibas a empezar a arder a mitad de un espejismo en pleno desierto, con Luna puedes disfrutar de la puesta de Sol viendo los reflejos en el Nilo, lo que nos permite afirmar que Luna, entre otras cualidades, son unos auténticos eruditos en lo que a versionar canciones se refiere.

 

3. “I want everything” (Lunapark, 1992, Elektra):

El álbum debut de Luna fue una entrega absoluta por parte de Wareham y compañía, quienes querían demostrar que había vida más allá del sonido Galaxie 500, y lo lograron. Esta canción, una de las más sentimentales de la formación, te lleva de la mano justo al lugar donde te quiere llevar. Era difícil conservar el encanto que caracterizaba a la anterior banda de Wareham sin caer en cursilerías, pero esta canción es la prueba viviente de que Luna, ya en sus inicios, despuntaba de manera original y elegante en el enmarañado terreno del dream pop.

 

4. “Superfreaky Memories” (The Days of Our Nights, 1999, Jericho):

Esta canción es representativa de otra de las etapas en la evolución de Luna. Es un sonido donde se sienten cómodos y han podido dar rienda suelta a su creatividad, especialmente en lo que a complejidad de sus letras respecta, mucho más afiladas en sus estrofas sin llegar a distanciarse de los pegadizos estribillos que caracterizan al sonido pop. Es un momento de cambios, Harwood deja su lugar a Britta Philips, y también de grandes decisiones, quieren hacer lo que ellos realmente quieren hacer, de ahí que tuvieran recurrir a un sello independiente. Lo que, visto en perspectiva, resultó un gran acierto.

 

5. “23 Minutes in Brussels” (Penthouse, 1995, Elektra):

Este álbum marca uno de los puntos álgidos de los neoyorkinos, y esto se nota en cada uno de los temas que lo componen. No obstante, esta canción incluye una peculiaridad, Tom Verlaine. Si bien, en líneas generales, Luna ya daba muestras de un sonido bastante compacto, dentro de una amplia gama de matices, aquí notamos discordancias considerables. Demeski, batería del grupo, se mueve en ritmos hasta ahora poco explorados por el grupo y es que, contar con el guitarrista de Television, una de las bandas más influyentes en Luna, era una ocasión idónea para experimentar con todas las formas fantaseadas. Este tema se convierte en la joya de la Corona dentro de una trayectoria repleta de ellas, un broche soberbio como aperitivo previo a su disfrute absoluto en directo.

 

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