Si algo es constante en el mundo de la música es que no suele haber consenso cuando se trata de determinar el momento exacto en el que se origina un nuevo género musical. Con el indie, no fue diferente. Este es, quizá, un género cuyas inquietudes intelectuales son tan profundas y relevantes que carecen de las mismas preferencias que la mayoría. Pero, ¿qué es realmente el indie?

Según Nando Cruz, este movimiento surgió en España a finales de los 80, cuando La Movida comenzaba a dar sus últimos pasos. Apareció como una corriente contraria a La Movida, aunque la ruptura del indie con lo anterior “fue puramente estética”, motivada por “un cambio de gustos”. Y es que, en su mayoría, los referentes  de aquel entonces eran los grupos del post punk inglés o en el indie rockamericano, con letras evidentemente en inglés.

Más tarde, el término indie, como ‘independiente’, comenzó siendo una manera, más que una etiqueta, es decir, una forma de vida donde se buscaba la diferenciación del mainstream, de lo comercial y de la industria discográfica. En resumen, es un estilo ‘moderno’, que engloba géneros musicales que normalmente no escuchan las grandes masas, razón, entre otras, por la que es acuñado como “independiente». Hoy en día, esa línea es un poco más confusa, pero está ahí. Sigue habiendo sellos discográficos indies, festivales indies y propuestas musicales independientes que aspiran a no sonar nunca en una radio.

Por ejemplo, el periodista cultural Víctor Lenore describe el indie como «la banda sonora del capitalismo global». Pero, si el indie es lo contrario a lo comercial, como cuando un grupo o artista encabeza las listas de ventas o llenan los grandes recintos de conciertos ¿deja de ser independiente? ¿Puede un grupo o artista dejar de ser indie? Si todo lo que no es mainstream es indie, ¿es realmente un estilo musical con una estética definida?

En los últimos años hemos visto la época más brillante de esta corriente. Hemos sido testigos del esplendor de la música independiente que, sirviéndose de los nuevos sistemas de difusión, ha logrado abrir su abanico y captar a un público que ha llegado para quedarse.

Centrándonos un poco en su historia, los análisis periodísticos distinguen dos períodos en la evolución de la escena independiente en nuestro país. La primera etapa se inicia con el disco Fuzz Face de Sex Museum, en 1987, autopublicado por la banda. Aunque “indie”no fue el término elegido, en un principio, para representar esta corriente. «Noise» o «alternativo» designaba esta escena. A grandes rasgos, significaba que la “música independiente es toda aquella que se hace al margen de los intereses comerciales. Por ello, la creatividad y decisiones de los artistas no se verían interrumpidas por nada ni por nadie.

En el origen de esta escena, a finales de los años 80,  surgieron también diversos grupos como Surfin Bichos, Cancer Moon o Los Bichos que se caracterizaban por el uso del inglés en sus letras. Este hecho se debía a la necesidad de desvincularse de ciertas escenas que estaban ocurriendo en ese momento. Por ejemplo, en el caso de grupos del País Vasco era una forma de no posicionarse en cuanto al terrorismo de ETA y los conflictos nacionalistas.

Pero el indie en España comenzó a ser más común en otras esferas. La presencia de diversas revistas y medios de comunicación como Rockdeluxe, Ruta 66, Mondosonoro y El País de las Tentaciones elevó esta corriente musical. Julio Ruíz y Jesús Ordovás, de Radio 3 hacían también promoción de está en la radio, mientras en Los 40 Principales se colaba el programa «Viaje a los Sueños Polares», dirigido por el director de la discográfica Elefant, Luís Calvo. Pero su momento mas álgido fue la creación de diversos festivales como el Espárrago Rock, el Festimad, y, sobre todo el FIB Festival Internacional de Benicassim (1995), un referente, aún, en nuestros días.

Del anonimato a la masividad no hubo demasiada distancia. En un principio, la escena independiente tuvo un éxito modesto, tanto en ventas como en notoriedad. De hecho el único grupo que comenzó en aquella época  que todavía mantiene una carrera musical han sido Los Planetas, uno de los pocos grupos que cantaba en castellano. En cambio, en la actualidad, los festivales de música independiente son multitudinarios. En cuanto a la ventas se refiere, son muchos los artistas que ya cuentan con discos de oro en ventas. Desde los últimos 15 años, es evidente que tanto el contexto  las audiencias y los artistas del panorama independiente han evolucionado.

La revista Jenesaispop publicó en el 2012 un articulo en el que afirmaba que a finales de los años 90 empieza a producirse un cambio en la escena: aparecen  grupos definidos como “tonti-pop”, que cantaban en castellano, con un sonido mucho menos agresivo, y que abrazaban la influencia de la Movida. Es decir, rebajan el ruido y acercan sus letras a la cotidianidad. Pero sin duda, el cambio en el idioma se torna en un hecho fundamental. Bandas como Love of Lesbian, Sidonie o Deluxe, grupos que hoy conforman la cúspide del indie en nuestro país y que comenzaron su carrera cantando en inglés, consiguen llegar a un público mucho más numeroso cuando comienzan a cantar en castellano. Hacen su música más simple, más directa y más para todos.

Por ejemplo, Julián Saldarriaga, voz y guitarrista de Love of Lesbian afirma que desde su punto de vista, el indie ha cambiado mucho. «Para mí, indie ahora mismo es hacer un disco de 14 temas cuando todo el mundo dice que tienen que ser de 10 temas.»

A su vez, el grupo Sidonie afirma que gracias a su cambio de lengua, el grupo siguió adelante. Marc Ros: “El grupo podría haberse separado si no hubiésemos tenido el empuje de ‘Fascinado’. Con esa canción cambiamos no solamente la lengua, sino todo nuestro planteamiento musical; nos abrimos a una sonoridad nueva”. Así lo recuerda el vocalista “

Otro caso más reciente es de la cantante, Chlöe´s Clue, que también ha dado el paso y tras dos discos con la mayoría de canciones en inglés, surge “Quémame” en castellano, que ha tenido una acogida brutal por el público. De hecho una de sus primeras canciones en castellano, “Que te vaya bonito”, se la dedicó a un chico que la descalificó de un concurso de Sony de malas maneras. Según cuenta ella, utilizó el castellano para que todo el mundo entendiera a la perfección lo que quería contar.

Es un caso que quizá recuerde a Soledad Vélez. Cantante chilena, afincada en Valencia que también ha abandonado el inglés, lengua que le había acompañado a lo largo de toda su carrera, para emprender su propia ruta en castellano. Su nuevo trabajo, “Nuevas Épocas” surgió, según la cantante, porque dejó de sentirse identificada con el inglés ya que se sentía más expuesta. En esta época, también cambió la temática de sus canciones que en vez de hablar de temas personales, comenzó a tratar temas más banales y sentimientos más comunes.

Samuel Reina es otro ejemplo de esto, que tras su primer disco, «Alarms», donde la mayoría de las canciones son en inglés, ha lanzado, hace poco, «Simulacros de Naufragio, íntegramente en castellano.

Es algo que cada vez se está viendo más entre los grupos emergentes que se hacen un hueco en el panorama indie. Casos como Filipinxos, antes llamados Manderlay, cambiaron su nombre y también el idioma de sus canciones. Con su primer single con este nombre, titulado “Aliviar”, dejan atrás el inglés.

Con “Oráculo”, el grupo Fru Katinka, también ha experimentado esta conversión. Tras su primer disco, lanzan este single, el primero de su nuevo trabajo, en castellano.

Sin duda un panorama renovado que esta dando los mejores frutos de esta corriente musical, que todavía dará mucho que hablar.

 

 

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