Éresa una vez en… Hollywood: el crepúsculo de los dioses según TarantinoCrítica sin spoilers de la 9º película de Quentin Tarantino, que llega a las salas de cine el 15 de agostoCristina Tovar 1 agosto, 2019 Érase una vez en… Hollywood (2019), la novena película de Quentin Tarantino protagonizada por Leonardo DiCaprio, Brad Pitt y Margot Robbie, que cuenta también con las actuaciones de Dakota Fanning y Al Pacino, llegará a los cines el próximo 15 de agosto para retratar y re-escribir el destello y el ocaso de un momento mítico en la cultura popular: ¡es 1969, es Hollywood! Érase una vez… Érase una vez, en el cerebro de un director de cine con la capacidad y el lujo de materializar sus sueños, como un niño que va a Disney World y experimenta lo que ya había fantaseado. Érase una vez un director con licencia para robar, pero robar como nadie, codificando un lenguaje personal y un estilo, que es la prolongación de lo que cada uno lleva dentro. Érase una vez un director con capacidad para entretener y gran amor por la máquina del entretenimiento, pero no pasa nada, ese es el juego que él ha decidido jugar y que sigue causando emoción en el público. Un megáfono de la cultura popular. «Creo que es un pedazo de memoria. Alfonso [Cuarón] tuvo Roma y la ciudad de México en 1970. Yo tuve L.A. y 1969, para mí, este es el año que me formó, tenía seis años entonces, este es mi mundo esta es mi carta de amor a Los Angeles«. Tengo que admitir que después de The Hateful Eight (2015) había perdido la fe en el cine de Quentin Tarantino. Considero que en esa película el director sobre-explotó sus propios códigos de comunicación con el público. Desde el inicio de su carrera hemos aprendido a divertirnos con la violencia, a relativizarla. Pero en el caso de The Hateful Eight, Tarantino encharcó nuestras retinas con rojo. Sin dejar de ser un film con una calidad interpretativa muy interesante, sí que parecía advertirle: o cambiar de rumbo o una posible muerte artística. Once Upon a Time In Hollywood me ha sorprendido positivamente. Es un respiro estético en comparación con sus tres películas anteriores, una experiencia cálida y soleada de casi tres horas, inteligentemente planificada para ser estrenada en verano. Podría decir que fusiona tres épocas a la vez. Retrata el año 1969, pero cruzado con el cine que hacía Tarantino en los años noventa. Los rostros maduros de Leonardo DiCaprio y Brad Pitt, quienes se parodian a ellos mismos, nos conectan con la actualidad. “Esta película es lo más cercano que he hecho a Pulp Fiction.” Es una construcción de un momento histórico particular, tan dorado, que solo al tratar de representarlo se convierte en una fantasía. Es una película candente y divertida, como California bajo el sol, pero con corrientes de misterio fluyendo, con guiños a las sensaciones de las películas de Roman Polanski. 1969, el año del final del sueño hippie, del delirio del flower power y la enfebrecida psicodelia. El mismo año de Woodstock, y también del Altamont Speedway Free Festival, donde integrantes de los Hell’s Angels asesinaron e hirieron a miembros del público, mientras los Rolling Stones tocaban Under My Thumb. No sabía qué esperar de un film basado en un episodio tan sangriento, desproporcionado y arraigado en la cultura pop. A 50 años del asesinato de Sharon Tate y sus amigos, hubiese podido ser todo un pastiche de lugares comunes y violencia desmedida. Pero la manera en que Tarantino trata la presencia y acción de la Familia Manson es inesperada (y prefiero no mencionar más detalles por los momentos). Pudo haber sido un absoluto desastre de piscinas de sangre, y en lugar de eso, ha resultado la creación de un portal a un momento histórico re-interpretado, personalizado y lleno de posibilidades paralelas. No mucho más podría decir sin revelar el clímax y final de esta película… Steve McQueen, Sharon Tate y Roman Polanski en julio de 1969. «No confío en Melanie pero confío en que Melanie sea Melanie», le dice Ordell Robbie (Samuel L. Jackson) a Louis Gara (Robert de Niro) sobre el personaje interpretado por Bridget Fonda en Jackie Brown (1997). Básicamente, cuando se acepta cómo es otra persona, así no nos agrade del todo, podemos respetar y comprender su naturaleza. Lo que no se puede esperar de Tarantino es que deje de ser Tarantino. No es un genio, pero sí un experto en lo que sabe hacer. Sus películas no me han provocado cambios espirituales profundos, pero siempre han captado mi atención de forma total. Roba todo el tiempo, pero ¿en la cultura quién no roba? Es un robo frontal, abanderado, con estilo, y lo más importante es que funciona, crea contacto con el público. Así que, detractores de Tarantino, no esperéis ensalada si pagas por una hamburguesa. “Robo de cualquier película alguna vez hecha” Otra cosa que Tarantino domina muy bien, es la selección de la música para sus películas. Ya puedes comenzar a hacerte tu propia fantasía antes de que llegue la fecha del estreno. Dato curioso: los Beatles no suenan en ningún momento. “Siempre he pensado que mis soundtracks funcionan bastante bien, porque básicamente son equivalentes profesionales a una mezcla que haría para que escuches en tu casa”. Aunque, en mi opinión, algunos temas son tan acaramelados que hacen desear que los sesentas acaben de una vez. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.