Grupo: Varios
Sala: Playa El Arenal

El sábado seguimos con un calor sofocante, pero nada nos impide tratar de apostarnos en la sombra antes de que comience el concierto de Jero Romero. Parece que a ningún artista le seduce abrir a unas horas tan poco dadas, pero el mérito es incontestable. Un diez para los muchos que allí se reunieron para recibir una buena clase de cómo se toca en directo. Con una banda exquisita, y en círculo y muy cerca entre sí renunciando a la amplitud del escenario, la banda toca magistralmente, con un empaque del que pocos grupos españoles pueden presumir. Hay química, se lo pasan bien entre ellos, disfrutan tocando y eso se contagia. Lo pasamos de lo lindo mientras va desglosando su único disco en solitario, Cabeza de León, que consiguió grabarse gracias a los mecenas a través del crowdfuning. El quinteto trabaja muy bien las intensidades, las capas, los matices. Exquisita base rítmica, con el bajista alternando entre contrabajo y bajo, y muy buena instrumentación donde los dos guitarristas van combinando ukeleles, guitarras eléctricas y acústicas. Jero explica la única versión de la tarde: «Desde el máximo respeto, y con una envidia insana, vamos a tocar una canción de uno de los mejores grupos, sino el mejor, que hay en este festival«. Es «Adelante, Bonaparte», de Standstill. Mientras, desde el fondo del escenario, el propio Ricky Faulkner sigue la pista. Lo haría durante todo el concierto. Sobresaliente para Jero Romero y su banda, con un Charlie Bautista enorme.

El pop cristalino de Antònia Font alumbra el mismo escenario. Los mallorquines se sacan un buen concierto de la manga, combinando temas nuevos y algunos de sus clásicos. No faltan temas como «Dins d´aquest iglú». O «Islas Baleares», «Clint Eastwood» o «Calgary 88», con la que cierran, el desfile de temas de su disco Lamparetes.

Todos en masa a ver a Iván Ferreiro (en la foto), que se convierte en el más concurrido de toda la tarde. El sonido, desajustado al comienzo, va mejorando y con él todo el set. Y eso que Iván lo dio todo desde el principio. El público corea sus himnos, y se atreve, tal y como lo lleva haciendo en su gira de acústicos, solo con el piano a lo largo de algunos minutos. Guiño a El Último de la Fila a través de «Insurrección» y llega «Años 80», que comienza solo con las teclas y que termina épicamente con la banda. «Días Azules», hasta cerrar con «Turnedo», su clásico más clásico compuesto por su hermano Amaro, que formaba parte, como siempre, de su completa banda.

Había expectación por ver el 'Cénit' de Standstill, ese montaje audiovisual y sonoro de una hora de duración que el grupo ha preparado concienzudamente. Un contratiempo nos impide llegar a tiempo desde el principio, aunque la única duda que pretendíamos resolver era la del espacio, o lo que es lo mismo, si realmente este espectáculo era más idóneo en festivales y no en salas, tal y como ellos mismos explicaban antes de que lo estrenaran en Barcelona el pasado mes de mayo, justo al revés de su anterior exitoso 'Rooom', pensado exclusivamente para auditorios. Y la verdad es que, habiéndolo disfrutado anteriormente en un teatro, quizás sea más adecuada esta segunda opción. Esta banda nunca dejará de sorprendernos, y con los años consigue sumar y sumar sin freno, hasta el punto actual. Ya son un nombre de culto, con músicos ante los que solo queda cuadrarse en su presencia.

A partir de aquí, bandas bailongas, con canciones insípidas que nada aportan. Bueno, sí: dinero en las barras. Pero musicalmente, nada. Es el caso de Satellite. Bien por el sonido, bien porque la música llega o no llega al alma, la verdad es que poco que decir. Demasiado sinte, demasiados disparos y poca música tocada orgánicamente en directo. Pose y más pose. Luces y más luces que parecen querer maquillar lo que allí se está tocando.

Y así terminamos la jornada del sábado, intentando llegar al autobús previo paso por la marea humana. No hay rastro de asfalto, solo carne y más carne, botellones ajenos al cartel que aprovechan la ocasión para desfasar en lo que parece una ciudad sin ley. En todo caso, mientras hemos estado en el recinto, nos hemos sentido a gusto, cómodos. Los horarios se cumplen a rajatabla y el sonido, salvo por algunas salvedades, notable.

* Resto de crónicas del Arenal Sound 2013:
MARTES / JUEVES / VIERNES

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