Grupo: The Rolling Stones
Sala: Estadio Vicente Calderón

El inconfundible cañonazo de ‘Start Me Up’ abrió el fuego de una noche madrileña que se presentaba emocionante. “¡Hola Madrid, hola España!” fueron los primeros palabros de un Jagger que, con la compañía Keith Richards, Charlie Watts y Ronnie Wood, saludaba así a un público de Madrid que pronto ha olvidado los desplantes y excusas baratas de unas ya legendarias rock stars.

Pero es cierto que el grupo estuvo francamente bien (estaría gracioso a estas alturas): Los clásicos de siempre, como ‘Miss You’ (sorprendente y desgraciadamente, con poco movimiento del público), ‘Honky Tonk Women’, ‘It’s Only Rock And Roll’, ‘(I Can’t Get No) Satisfaction’, la fantástica ‘Tumbling Dice’ o la inolvidable ‘Paint It Black’ se combinaron a la perfección con las extraídas del último álbum de la banda, A Bigger Bang, que ya tiene dos años de vida, y un puñado de temas convertidos en nuevos clásicos com sin duda ya es ‘Rough Justice’.

En los bises no faltó una sublime traca final, con ‘Jumping Jack Flash’, ‘Brown Sugar’ y el broche de oro de matrícula que fue (cómo no) ‘Sympathy For The Devil’, colofón a una fiesta de en torno a dos horas que se hizo corta.

Una vez más ganó el espectáculo, memorable montaje escénico en todos los sentidos, luces, sonido, fuegos de artificio, coros que ponen la piel de gallina, trompetas, saxos y lo mejor de todo, una plataforma que se abre del escenario llevando a la banda hasta prácticamente el centro del recinto rojiblanco.

Morritos Jagger se reservó el último aliento para el final y recorrerse toda la plataforma que partía el Calderón en dos mitades. Y es que no paró de bailar, moverse y encontrar la complicidad del público en todo momento. Por mi cabeza siempre pasaba el mismo pensamiento: en esta canción es cuando se desploma…

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