Retorno al centro de la espiralQuique Medina 1 diciembre, 2007 Grupo: Lagartija NickSala: Wah Wah La sala presentaba llenazo. A parte de que el cartel anunciaba grupón, el programa radiofónico, La Sustancia Verde, celebraba cumple y de su director, Raúl Tamarit, fue la tarea de animar el previo. La saturación física y sonora no fueron impedimentos para que Lagartija Nick realizaran, en la valenciana sala Wah Wah, una demostración de rock sin piedad en directo. La cabeza reluciente de Antonio Arias fue la punta de un iceberg sónico, coronado por un férreo cuarteto, que desgarró el pecho de más de uno a base de canciones cortas, pop deconstruido y de rock consistente. “Anoche soñé demasiado”, “El signo de los tiempos”, “20 Versiones” o “2010” demostraron que el El shock de Leia es un compendio de buenas y concisas canciones a la altura instrumental y lírica de la carrera del grupo. Energía, concisión, electricidad y futurismo a raudales en una puesta en escena sin florituras, pero que ofreció al público un paseo por la historia de Lagartija Nick. “No Lo Puedes Ver” o “Hipnosis” de Hipnosis; “Esa Extraña Inercia (Anfetamina)”, “Sólo Amnesia” o “Satélite” de Inercia y “Lo Imprevisto” del homónimo disco, fueron algunas de las composiciones que, ahora recuerdo, se tocaron. Los 15 años que llevan los “granaínos” extrayendo joyas del rock patrio, no son nada si tenemos en cuenta actuaciones como la del primer sábado de diciembre. El hecho de haber sido padres y sobrepasado la cuarentena parece que no les exime de volver al centro de la espiral sonora de la que partieron a principios de los 90. Ahora son tan punk, tan metaleros o más que al principio, ahora, y mientras los observaba desde mi dulce ebriedad, tomaba sentido la frase “Y fui piedra y fui centro y me lanzaron al mar, y al cabo de un tiempo mi centro vine a encontrar». “Carmen Celeste”, del último trabajo, vino a finiquitar y reafirmarnos que los conciertos de Lagartija siguen siendo un shock de potencia filosófico-espacial que no dejan indiferente ni al replicante más asentimental. Quedamos exhaustos, tal vez algo borrachos, pero todavía bailamos, junto a Eric Jiménez, la música del maestro Jesús Ordovás. Hacer Comentario Cancelar RespuestaSu dirección de correo electrónico no será publicada.ComentarioNombre* Email* Sitio Web Guarda mi nombre, correo electrónico y web en este navegador para la próxima vez que comente.