Fib 2015. Mi Presencia en el histórico recinto ferial de Benicàssim se redujo al sábado. Iba con la intención de ver si el tan socorrido «el Fib está resurgiendo de sus cenizas » era verdad y me quedaré con dos impresiones:

1. A veces los padres tienen que aprender muchas cosas de los hijos. Si no existiese Fib posiblemente, no tendríamos Low, MBC, Fetival de les Arts, SOS… Pero por eso mismo tendrían que bajar de los altares y ver que esos festivales «menores» les han adelantado como adelantan las bicicletas a los coches en un atasco en hora punta, sobre todo en organización.

2. Ojete Calor podrían ampliar su destronchante canción 0.60€ con muchas frases que se dejan oír entre concierto y concierto por esas latitudes… Como «este es un festival para los británicos«.

Si tanto nos duele esto, señores promotores, vamos a celebrar un festival indiepatrio en las cercanías de Munich aprovechando la desgraciadísima y triste diáspora de trabajadores al centro de Europa. Seguro que lo petábamos. Señores si hay algo de lo que carece la música es de banderas y nacionalismos. Lo que hace grande un festival son sus músicos y sobre todo sus canciones. Sería un sano ejercicio el quitarnos ese estigma de las banderas y disfrutar y aprender de las cosas maravillosas que vienen a nuestra estimada terra.

Y como los festivales son eso, músicos y canciones voy a desvelar cuál fue mi momento. Momento se queda corto. Momentazo con todas las letras!

Blur¡Evidentemente BLUR!

Hubiera cogido casi la categoría de crimen el que uno de mis grupos de cabecera, top 5, actuara a una hora exacta de mi casa y yo no hubiera ido. Me lo tomé como que tocaba Blur con teloneros de lujo. Y así fue. No me hubiera importado nada que hubiesen tocado todo el “The Magic Whip” enterito, una de las joyas de este año, pero no. Damon y compañía nos ofrecieron un repertorio universal, muy bien interpretado, con una gran cohesión entre ellos y una conexión con el público brutal (todos queríamos ser María).

Blur

Mención muy especial al espectáculo q siempre demuestra Alex James, el bajista. Inmenso placer escuchar líneas de bajo tan increíbles e históricas como Girls and Boys en directo.

En definitiva, Blur siguen siendo esos gamberros adolescentes, pero con tantos proyectos paralelos y tanta creatividad derrochada se les ilumina un atisbo de madurez muy muy interesante.

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